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Política Nacional

Hernán Lacunza presentó el Presupuesto 2020 en Diputados y pidió “consensos en política económica”

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El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, presentó este lunes en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Presupuesto para 2020, que contempla un crecimiento del PBI del 1%, una inflación en torno a 34% y un dólar promedio de 67 pesos, pero que se tratará después de las elecciones de octubre.

Durante la presentación hizo un exhaustivo repaso sobre la gestión del Gobierno en materia económica desde el 10 de diciembre de 2015 a esta parte, y luego hizo una proyección económica para 2020 para la que pidió “consensos en política económica”.

“Se han hecho reformas estructurales en estos años que son un buen punto de partida para proyectar la Argentina hacia adelante”, defendió el ministro la gestión de Cambiemos. Sin embargo, reconoció que en desempleo y desocupación los números no fueron “los esperados”.

En una reunión de la comisión de Presupuesto que se realizó en el salón Delia Parodi del Congreso Nacional, Lacunza afirmó que la deuda contraída por el Gobierno en estos casi cuatro años “fue el instrumento para suavizar el impacto social” y remarcó que “la deuda siempre es la suma de los déficit de varios años”.

Para el ministro, “la irresponsabilidad fiscal nunca la pagamos los gobernantes sino que la terminan pagando los contribuyentes y los vecinos”, al tiempo que señaló que “la deuda en el espejo del déficit fiscal”.

Lacunza también repasó que la deuda actual “es del 85% del Producto” Bruto Interno (PBI) , y añadió que “lo que importa es la capacidad de repago”.

“Ningún gobierno puede solo, ningún gobierno puede hacer reformas solo, ni este, ni al anterior, ni el próximo. Es un mal que tengamos que repensar y resetear la economía cada vez que empezamos un periodo presidencial”, sentenció.

Fuente: Clarín

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El nuevo rumbo de Horacio Rodríguez Larreta como legislador: “Mi expectativa es volver a ser jefe de Gobierno”

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Durante 16 años, Horacio Rodríguez Larreta tuvo en sus manos parte del control político y económico de la ciudad de Buenos Aires. Primero como jefe de Gabinete de las gestiones porteñas de Mauricio Macri y, luego, como jefe de Gobierno. En esas casi dos décadas, cimentó su anhelo presidencial en base a un amplio espectro de consensos políticos que se rompió como cristal en la campaña de 2023, cuando fue derrotado por Patricia Bullrich en las PASO del PRO. A dos años de aquel momento, ayer, martes, juró como legislador de CABAUn barajar y dar de nuevo.

Vuelvo a arrancar mi carrera, mi expectativa es volver a ser jefe de Gobierno en el 2027, sostuvo a Infobae. En la etapa parlamentaria que se abre, Rodríguez Larreta será un actor importante: logró conformar el bloque Confianza y Desarrollo de siete legisladores, que integra a dirigentes que compartieron representación en el PRO, como Emmanuel Ferrario (designado presidente de bancada) o la ex senadora Guadalupe Tagliaferri, pero también a Graciela Ocaña y miembros del MID. Lejos de los 20 diputados que tiene el peronismo, los 13 de LLA, pero cerca de los 11 que quedaron en el oficialista Vamos Juntos.

Un momento particular quedó reflejado ayer, cuando Larreta y el jefe de Gobierno, Jorge Macri, se cruzaron en el recinto de sesiones. Entre ambos la relación está rota, sobre todo por el tono de la campaña cuando habló de una ciudad “con olor a pis”. Hubo un saludo, breve, frío, protocolar, al igual que con otros referentes del macrismo como Laura Alonso o Silvia Lospennato, que también asume un nuevo rol tras su paso en el Congreso y fue designada como presidenta de bloque.

“Venir a hablar de lo obvio, lo mal que está la ciudad, la floja gestión, ya está, lo ve todo el mundo. Estoy más para venir a proponer, a construir cosas nuevas, nuevos proyectos, a aprender también aquellas cosas que por ahí no hicimos tan bien. Vengo con entusiasmo constructivo, venir para decirle a la gente lo mal que está la ciudad es no agregarle nada”, planteó el exmandatario.

Consultado por este relanzamiento, aseguró: “Es un desafío para mí, que yo soy súper ejecutivo, ansioso, es cierto. También es cierto que yo hice un ejercicio del consenso, aún desde el ejecutivo, muy grande. Nosotros teníamos un acuerdo político muy amplio siempre, donde todas las semanas hacíamos reuniones con referentes de los partidos que conformaban lo que en ese momento era Juntos por el Cambio y escuchábamos a todos”.

En cuanto a los proyectos que planea impulsar desde la Legislatura, y según supo este medio, el foco serán la obra del viaducto Sarmiento, la incorporación de tecnología y la vivienda. En las reuniones con su equipo de trabajo, Larreta hace la comparación entre el viaducto Sarmiento y la inversión que Macri incluyó en el proyecto de Presupuesto 2026 (que ya fue aprobado) para remodelar el Autódromo, cercano a los 100 millones de dólares. “Es una cuestión de prioridades, es una obra que se puede administrar, que lo propusieron en la campaña y no cumplieron nada”, señalan desde el entorno del ex mandatario.

Otro eje que buscará impulsar desde su banca será modernizar la gestión gubernamental a través de la tecnología y de continuar con políticas de vivienda: “Se puede seguir haciendo muchísimo con la incorporación de tecnología, que hoy ya quedó obsoleta. Nosotros hicimos el BOT y era revolucionario en el mundo. Hoy quedó igual, quedó obsoleto, está histórico, hay que renovar en términos tecnológicos para la educación, para la telemedicina, para la seguridad, la seguridad”, agregaron.

Y ampliaron: “Todos los días aparecen tecnologías nuevas para los servicios a la gente, para el transporte. Hay que hacer una inmersión de tecnología fenomenal en la ciudad y después tenemos que hacer algo con la vivienda también. Nosotros construimos muchísimas viviendas sociales en su momento, en los planes de, de integración de las villas. Bueno, hay que seguir con eso, hay muchos terrenos del público, del Gobierno, que se pudieron disponer para eso. Hay mucho para hacer y, por supuesto, volver a recuperar la limpieza”.

Respecto al diálogo político y la relación con otros bloques, Larreta defendió el consenso como eje central de estrategia política: “Yo lo demostré cuando goberné. Siempre he tenido buenas relaciones de diálogo. Creo en eso, creo en el diálogo de consenso. Somos un bloque con entidad propia, donde apoyaremos lo que está bien, sea quien sea que lo proponga, propondremos cosas nosotros y aquello que no estemos de acuerdo, no vamos a estar de acuerdo. Así lo proponga quien lo proponga”, indicó.

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El Gobierno comienza a negociar en el Congreso la aprobación de las reformas: las estrategias a contrarreloj

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El martes por la tarde, luego de participar de la conferencia de prensa en la que se anunciaron los proyectos que envió el Gobierno, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, se trasladó al Congreso para explicarles cada una de esas iniciativas a los legisladores de La Libertad Avanza, que tendrán la misión de conseguir los votos en el recinto para aprobarlas.

Si bien el funcionario quería ir acompañado de parte de su equipo de trabajo, tuvo que asistir al encuentro solo debido a que muchos de ellos todavía estaban terminando el texto de la reforma laboral, que aparecía como la más conflictiva, ya que no tenía el apoyo de los principales sectores involucrados.

De hecho, en la última reunión del Consejo de Mayo, antes del anuncio formal de las medidas, no estuvo el representante de los sindicatos, Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, que se ausentó por primera vez a una de estas convocatorias.

Si bien las autoridades nacionales argumentaron que “no llegó a tiempo” porque estaba regresando de un viaje, en el entorno del dirigente gremial remarcaron que el faltazo fue un gesto en rechazo a los cambios en el sistema de trabajo.

Finalmente, no se incluyó en el texto final la limitación de las cuotas solidarias, una medida que era resistida por los sindicatos, ya que afectaba la forma en que se financian los gremios.

Sin embargo, resistió una aclaración para que el pago de las cuotas de afiliación, que hasta el momento es “obligación” de las empresas retener para girarlas al sindicato, pase a ser optativo y “siempre que medie conformidad expresa del trabajador y acuerdo entre las partes”.

Si bien se espera que el texto se conociera en las últimas horas, su publicación se demoró debido a que necesita la firma del presidente Javier Milei, que se encuentra de viaje.

Por este motivo, la norma recién será girada al Senado el jueves, cuando el mandatario regrese del acto de entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, en Noruega.

El oficialismo tiene el desafío de avanzar lo más posible -la meta máxima era la aprobación- con las seis propuestas que el Poder Ejecutivo incluyó en el llamado a sesiones extraordinarias, que comenzó este miércoles y se extenderá hasta el 31 de diciembre.

Sin embargo, algunos de los referentes parlamentarios ya advertían sobre la falta de tiempo para poder sancionar las normas: “Entre las fiestas y las semanas que ya pasaron, este mes termina teniendo 10 días”, remarcó uno de ellos.

Los objetivos se repartieron equitativamente entre ambas Cámaras, ya que mientras Diputados tenía en sus manos el Presupuesto 2026, la Ley de Inocencia Fiscal y el Compromiso nacional para la estabilidad fiscal y monetaria, en el Senado se preparaban para discutir la reforma laboral, la modificación de la Ley de Glaciares y el nuevo Código Penal.

Antes de la llegada de Sturzenegger, los senadores tuvieron una reunión de bloque encabezada por su flamante jefa, Patricia Bullrich, para acordar los pasos a seguir luego de la renovación legislativa.

Es que este mismo miércoles comenzaron sus mandatos quienes accedieron a una banca en las últimas elecciones y, por este motivo, se tienen que renovar las autoridades parlamentarias, incluyendo a los integrantes de las comisiones.

La ex ministra de Seguridad planteó como objetivo debatir la reforma laboral durante una sesión a realizarse el 23 o el 26 de diciembre, para lo cual era necesario acelerar distintos trámites previos.

“Difícil que se llegue. El Senado tiene el protocolo de los 7 días entre el dictamen y su tratamiento en el recinto. Solo se puede evitar si se aprueba el tratamiento por 2/3, lo cual es complicado. Yo creo que, con suerte, la semana que viene puede haber dictamen. Hay que conformar comisiones, debatir y después dictaminar”, explicó a Infobae una fuente al tanto de las conversaciones.

En Diputados, el escenario es parecido, aunque la prioridad en ese caso es el Presupuesto 2026 y quien lleva adelante las negociaciones es el presidente de la Cámara, Martín Menem.

El Gobierno busca que la denominada “ley de leyes” sea discutida en la comisión correspondiente -necesita nuevamente dictamen porque venció el que obtuvo antes del recambio legislativo- los próximos lunes y martes, para llevar el texto a votación general esa misma semana.

Recientemente, el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, les presentó a los referentes del oficialismo al nuevo secretario de Asuntos Estratégicos, Ignacio Devitt, quien va a tener un rol importante en el vínculo entre la Casa Rosada y el Congreso, según explicó el ex vocero.

Las autoridades nacionales saben que el tiempo apremia y ya tienen decidio volver a convocar a sesiones extraordinarias en la segunda quincena de enero y hasta fines de febrero, para continuar tratando estos temas. La intención, sin embargo, es avanzar lo más posible en los próximos días.

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“Leyes cruzadas” y un calendario ajustado: los desafíos que enfrenta el Gobierno para las sesiones extraordinarias

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Con un calendario más que ajustado, el Congreso iniciará mañana un período de sesiones extraordinarias hasta el 30 de diciembre, con un Gobierno envalentonado y con mayor volumen legislativo, aunque sin mayorías propias, y dos objetivos principales, blanqueados por la propia Casa Rosada: el Presupuesto 2026 y la reforma laboral. Las dudas que persisten desde que se conoció el temario son conocidas y las ansiedades se convierten en temor: leyes cruzadas entre Cámaras para ganar tiempo, un acotado cronograma que choca con las fiestas y bloques que deslizan la posibilidad de proyectos aprobados, pero no sancionados antes de fin de año.

La ley de gastos para el año próximo es la que, en principio, mejor perspectiva presenta. Primero, por el contexto. Ya van dos presupuestos prorrogados por el Ejecutivo -no tendría problemas en hacerlo de nuevo-, aunque el mercado y otros organismos necesitan el guiño de Balcarce 50 con el control del Congreso. También, los gobernadores: entendieron, después de dos años de ajuste -validado con votos-, la conveniencia de contar, al menos, con ciertas partidas escritas en una ley.

Al ser más flexible en cuanto a reglamento, Diputados podría dictaminar rápido el Presupuesto 2026 -lo hizo antes que terminara el período ordinario y, con el recambio, perdió validez- y llevarlo lo antes posible al recinto, para dejarle al Senado dos semanas. La primera, para firmar un despacho; la segunda, luego de los siete días -no habría dos tercios para habilitar sobre tablas, con el kirchnerismo en modo opositor total-, para sesionar. No es ilógico, aunque forzaría con seguridad a trabajar lunes o viernes, la criptonita del 95% de legisladores que vuelan todas las semanas hacia la Capital Federal. Todo esto, bajo una potencial perspectiva acuerdista de las partes que estarán involucradas.

El Congreso es día a día, llamado a llamado y voto a voto. Pensar que todo caminará de forma natural o por mensajes mágicos o desde el cielo sería un grave error de parte del Gobierno libertario. Más aún, con un kirchnerismo herido y que pasó de pegarle piñas parlamentarias a Javier Milei con los ojos cerrados a recientes y desesperados intentos para sostener algo más de un tercio de voluntades. No es menor y no debe olvidarse ya que, en el medio, sólo queda un festín de aceitosos. El ida y vuelta de los articulados, las discusiones en las comisiones y en los recintos son sólo la pantalla de cuestiones políticas, personales y de eventuales elefantes que tendrán que pasar por un bazar sin ser detectados.

Con el Presupuesto 2026 estará atado el demorado texto de inocencia fiscal que entró a Diputados y, en un segundo, ingresó a siesta durante meses. En paralelo a esto, la jefa libertaria en el Senado, Patricia Bullrich, ya prepara el hombro para cargarse la discusión de la reforma laboral, a la que le quiere dar un trámite muy ágil. No es una meta sencilla, pero la saliente ministra de Seguridad asegura tener “fe”. De nuevo, será clave obtener un dictamen en un abrir y cerrar de ojos para aguardar una semana y votarlo. Bien pretencioso.

Detrás de este primer paquete corren, por caso, las modificaciones sobre periglaciares y el nuevo Código Penal, con precisiones no tan claras aún ni estrategia definida. En caso de contar con aprobaciones sin sanciones para las leyes que busca, el Gobierno deberá adoptar un plan B sobre las extraordinarias. La mayoría de las bancadas prefiere cerrar el Congreso en enero y retomar en febrero. Sobre todo, si el corriente mes finaliza sin problemas para el oficialismo. Otros creen que, para no quedar mal ante la opinión pública, se incluiría la última semana de enero para demostrar un menor receso. Es lo que menos interesa, pero son más las consultas por esto que por el articulado de los proyectos, según el bloque. La Casa Rosada lo sabe y por eso aspira, con dicho interés del otro lado mediante, a votar todo lo que pueda.

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