Las dimensiones y el potencial del puerto de Bahía Blanca, así como las posibilidades que ofrece para invertir en energía eólica marina, entre otros sectores, no pasaron desapercibidas para Pieter Jan de Nul.
Y eso no es poco para la estación marítima local, sobre todo si semejante elogio proviene de un empresario que ha visto cientos de puertos en el mundo de la mano de su empresa familiar, el gigante de dragados, obras portuarias y marítimas, Jan de Nul.
A continuación se transcriben los tramos principales del diálogo mantenido por “La Nueva.” con este joven empresario, de profesión geólogo, y con una maestría en Ciencias Marinas y Lacustres, que desde 2007 es CEO de Jan de Nul Group Argentina.
–¿Primera vez en Bahía Blanca?
–Sí, me sorprendió por sus edificios históricos, por ejemplo el Banco Hipotecario, el Banco Nación, y su puerto es enorme, impresionante, donde cada metro cuadrado está utilizado y posee una muy buena gestión, con un directorio que piensa a largo plazo, de cara a los próximos 5 años, y gente muy capaz, muy técnica.
“Es un puerto con mucho potencial, donde hay lugar para el futuro haciendo parques eólicos, insumos para Vaca Muerta, planta de exportación de gas proveniente de los pozos neuquinos, etc. Es un puerto que está creciendo mucho, incluso ahora más con la bajante del Paraná, pero me contaron que hay barcos que vienen a cargar pleno a Bahía Blanca”.
–Jan de Nul ya lleva en Bahía desde 1996 y el último dragado grande, de profundización, lo encaró en 2013. ¿En algunos de los proyectos futuros podrá seguir estando?
–Por supuesto, estamos concretando parques eólicos en el mar, en Europa, así que claramente podríamos estar haciendo eso frente a la costa bonaerense, utilizando como base Bahía Blanca. Es una de las oportunidades.
–Ustedes tienen una planta de producción de arenas para Vaca Muerta en Entre Ríos, ¿se sigue pensando en traerla por barco a Bahía Blanca y luego enviarla por tren?
–Ese es el paso lógico. Traerla desde Diamante a Bahía Blanca y cuando se concreten los kilómetros que faltan hasta Añelo utilizar el ferrocarril. Si esa vía se concreta esta posibilidad es muy viable. Eso bajaría los costos logísticos y le daría una ventaja logística a Bahía.
–¿Pero seguirá siendo rentable pese al doble embarque que se necesita? Primero en barco y luego en tren…
–La diferencia del barco con relación al camión es muy grande, así que eso hace que el negocio sea viable. Pero insisto, se deben hacer los 100 últimos kilómetros que faltan.
–Sabemos que Jan de Nul está haciendo todo lo posible para garantizar la navegación en el río Paraná. Es de suponer que están muy preocupados por la bajante.
–Tal cual. Lamentablemente es un fenómeno que no para y nadie sabe cuánto terminará. Para nosotros es un gran problema porque debemos seguir haciendo el máximo esfuerzo para continuar manteniendo el río, pero agua no podemos producir.
Estamos haciendo todo lo posible pero es muy difícil, así que estamos trabajamos al máximo con las 5 dragas que tenemos acá pero, obviamente, no se puede pelear contra la naturaleza.
–Estuvo también en Quequén. ¿Qué imagen se lleva de ese puerto?
–Como Bahía, Quequén también me impresionó. Son dos puertos con muy buena gestión, puertos de aguas profundas. Acá en Bahía también podrían llegar a los 50 pies, yo creo que bajaría los costos logísticos e incluso generaría competencia. Es muy positivo que Quequén, Bahía Blanca y Rosario compitan. En el Paraná viven rogando por más calado.
–Lo llevo un poco al plano personal. Hace bastante que reside en nuestro país. ¿Por qué asumió ese compromiso con Argentina?
–He venido a este país porque Argentina, desde 1995 ha sido muy importante para nosotros. Mi padre (Jan Pieter De Nul) siempre se ocupaba de Argentina porque para él siempre ha sido un país crucial, más allá de Hidrovía, hemos hecho dragados en Bahía Blanca, Quequén, la terminal de gas en Escobar y tantas otras cosas en el país y la región que para nosotros es muy importante.
“Hace varios años atrás mi padre me dio este desafió y lo acepté con gusto. Me dijo: “interiorizate bien, adaptate, porque la única forma de hacer un buen negocio y tener un buen vínculo con el país es adaptarse y no me quedaba otra que enamorarme de la Argentina”.
–Y de una argentina.
–Claro (risas). Tengo un pequeño Mercosur en casa porque el padre de mi mujer es argentino, la madre brasileña y tenemos un hijo nacido en Argentina pero que también tiene ciudadanía belga. Es una mezcla de América del Sur, de Europa, y me siento un argentino entre argentinos.
“Jan de Nul (con su subsidiaria Compañía Sudamericana de Dragados) es una empresa argentina. Las raíces son belgas, pero queremos estar acá muchos años más para seguir construyendo el desarrollo de este país.
“Siempre es interesante ayudar al desarrollo de un país, donde faltan cosas, utilizando la experiencia que tenemos en Europa y otros países”.
–Aunque nunca termina por arrancar, ¿le ven bastante potencial a la Argentina?
–Sí, claro, es un país que tiene todo, y repito, los parques eólicos marinos, se están haciendo en toda Europa y el directorio del Consorcio del Puerto, según he escuchado, está pensando en aprovechar los buenos vientos que tienen en la costa. Es una oportunidad excelente para hacerlo.
“Muchos puertos en el mundo están avanzando hacia el hidrógeno verde y junto al gas es una oportunidad única y un compromiso que hemos tomado personalmente para contribuir en tal sentido.
(LaNueva)