*Por Eduardo Jacobs
La desesperación de Cristina Kirchner por controlar la justicia alcanzó niveles inesperados cuando ordenó partir el bloque del Senado para intentar quedarse también con el cargo de la primera minoría del Concejo de la Magistratura.
A esta jugada se sumó el proyecto de debatir en la Cámara Alta la ampliación de la Corte Suprema. Estas maniobras turbias que atentan contra las instituciones democráticas sumada a la profundidad de la crisis interna del gobierno llegan hasta un punto que convoca a hacer el ejercicio de imaginar cuáles serán sus próximos pasos y cómo se conformaría el escenario político argentino si Alberto Fernández presenta su renuncia.
Nuestro sistema institucional establece que asuma el Vicepresidente. Pero en nuestros casi 40 años de democracia, nunca se dio un caso como el actual, donde el Presidente de la República le deba el cargo a la Vicepresidenta. Ella inventó un candidato y lo hizo Presidente.
La situación es inédita y con las maniobras realizadas en el Senado está más claro que nunca que las verdaderas razones por las cuales la Vicepresidenta está enfurecida con el Presidente tienen que ver con el fracaso de todas y cada una de las iniciativas legales con las que el Gobierno quiso cambiar las reglas del juego de la Justicia para que la causas en contra de la Vicepresidenta fueran declaradas nulas.
Cristina Kirchner sabe perfectamente que se le está acabando el tiempo para que ello ocurra y, en ese escenario, no es descabellado pensar que considere que siendo ella Presidenta, difícilmente la Justicia avanzaría con la misma celeridad.
Este escenario sin duda la beneficiaría y pareciera que todas sus acciones desestabilizadoras -y las de sus alfiles- indican que es ese el camino que busca tomar. En el Instituto Patria hace meses, desde la derrota en las elecciones de 2021, que se plantean esta posibilidad y seguramente estos comentarios ya trascendieron pero aún no se discuten en público.
En el hipotético caso que esto suceda probablemente los gobernadores acatarán, relato mediante, el “sacrificio” de la Vicepresidenta de tener que asumir inesperadamente la Presidencia de la República y respetarán el orden institucional. Sergio Massa obtendrá algún espacio más de poder y recursos ante el retiro del Albertismo y el Justicialismo volverá a encolumnarse detrás de ella.
La oposición debería tomar nota de esta posibilidad. Son demasiados los indicios como para ignorarlos. Esta “guerra declarada” de Cristina contra Alberto no puede ser producto del deseo de cambiar algún Ministro. Es importante comenzar a discutir abiertamente esta posibilidad, como para quitarle el factor sorpresa que constituye un activo importantísimo en el éxito de la jugada.
La Vicepresidenta busca volver a “madrugar” a toda la clase política. Sabe que mostrarse como disruptiva le aporta capital político en su espacio. Solo los dirigentes de la oposición analizando esta posible jugada, discutiendo, criticando y en definitiva bajándole el precio, pueden colaborar a evitarla. No hay otra forma.
* Eduardo Jacobs, magíster en Economía de la Universidad de Cambridge.
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