El Día del Trabajo llega con diversas discusiones públicas sobre qué es empleo genuino y qué no, cómo se incluye a la economía popular en la conversación y cuándo se empieza a considerar trabajo al trabajo doméstico no remunerado. De acuerdo con los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2021, el 91,6% de las mujeres realiza tareas domésticas, mientras que en el caso de los varones lo hace el 73,9%. Esto no es novedad para la agenda feminista, pero los datos oficiales venían con demora ya que la última encuesta data de 2013. Los datos sobre Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) permite conocer quiénes se encargan de los quehaceres del hogar, el apoyo escolar y al cuidado de personas, entre otras actividades básicas.
En 2020, la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género cuantificó el aporte del TDCNR al Producto Interno Bruto (PIB) y su variación en el contexto de la pandemia, lo que permitió tomar dimensión de que el sector de los cuidados es estratégico a la hora de pensar la reactivación económica del país. El análisis indicó que el aporte del TDCNR al PIB es de 15,9%, por encima de la industria y el comercio.
Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) ofrecen más evidencia: sobre el trabajo productivo total –la suma de remunerado y no remunerado- las mujeres realizan un 94,6%, mientras que los varones un 90,2%. Conclusión obvia: ellas trabajan más horas que ellos.
En relación con el trabajo en la ocupación (remunerado), los hombres realizan el 55,5% mientras que las mujeres el 36,9%, “lo que indica que persiste la prevalencia masculina en el mercado laboral remunerado”, sostienen el informe.
Según explicó el director de Estudios de Ingresos y Gastos de los Hogares del INDEC, Gabriel Viú, “existe una diferenciación muy significativa en el acceso al trabajo de hombres y mujeres, ya que, a mayor nivel educativo de los varones, realizan más trabajo no remunerado. Mientras que, las mujeres, a mayor nivel educativo, más acceso al trabajo remunerado y menos trabajo no remunerado”. La responsabilidad doméstica representa también un obstáculo para el acceso a la educación y, por lo tanto, en el acceso al mercado laboral formal. Viú destacó que “en los hogares con demandantes de cuidado (menores de 14 años), para las mujeres implica un aumento en el trabajo no remunerado. En cambio, para los varones no varía significativamente y se mantiene el índice de empleo”. Es decir que en los hogares con hijos a cargo, quienes quedan fuera del mercado laboral son ellas (algo que se visibilizó aún más durante la pandemia).
Luciana Kirjner y Mora Vinokur analizaron los resultados preliminares de la encuesta para la organización Ecofeminita (cuyo trabajo se enfoca en la distribución asimétrica de los trabajos no remunerados y de cuidados): “Que las mujeres dediquen más horas del día al trabajo, entendido de forma amplia, pero que tengan mayor incidencia de la pobreza no tiene que ver con roles naturales ni capacidades diferenciales. Responde a estereotipos y roles socialmente asignados e históricamente reproducidos”, sostienen.
Y agregan: “Esa realidad deja a las mujeres con menos tiempo para su ocio, formación e inserción en el mercado laboral pero también en la participación política. A su vez, dentro del mercado laboral, también son las mujeres la mayoría entre quienes se dedican a las tareas domésticas y de cuidado, que tienen peores condiciones y remuneración que otras actividades. Por estas razones, las luchas feministas ponen en evidencia que la distribución inequitativa de los cuidados constituye un nudo crítico de las desigualdades de género”.
Fuente: Letra P.