El FMI presentó en Washington sus últimos pronósticos en su Panorama Económico Global (WEO, según sus siglas en inglés), el tradicional informe del organismo en el que brinda su visión sobre la economía global, y que ahora dejó por sentado el empeoramiento de la crisis económica: el staff prevé que el producto bruto interno (PBI) caiga un 3,1% este año, el desempleo trepé al 10,6 por ciento -las peores cifras de la presidencia de Mauricio Macri- y un retroceso de la economía que no se veía desde la crisis financiera global.
Pero uno de los datos más significativo es que la inflación aumentará otra vez respecto del año previo, y será una de las más altas del mundo, un deterioro con incidencia directa sobre la pobreza. Sólo dos países aparecen con una inflación mayor a la de la Argentina en los pronósticos del Fondo: Venezuela , con un 200.000%, y Zimbabwe, con un 182,9 por ciento. Detrás de la Argentina aparecen Sudán, con un alza en el costo de vida del 56,9%, y Sudán del Sur, con uno del 35,9 por ciento. Este año, sólo 17 países sufrirán una inflación de dos dígitos, según las proyecciones del FMI.
Los últimos pronósticos del Fondo sobre la Argentina son un poco peores que los del mercado. Según el último sondeo del Banco Central a economistas en el país, el mes anterior, el consenso del mercado prevé una inflación del 54,9%, y una caída del PBI del 2,9 por ciento para este año.
Para 2020, el Fondo prevé una caída del PBI del 1,3% y una inflación del 39,2%.
Con todo, la incertidumbre política y las dudas respecto del rumbo económico relativizan el peso de las proyecciones, dada la fragilidad de la coyuntura y la posibilidad latente de que el deterioro pueda ser aún mayor. De hecho, el Fondo remarcó en el informe que “la contracción en la Argentina continuó durante la primera mitad del año, aunque a un ritmo más lento, y los riesgos en el futuro son claramente a la baja debido al fuerte deterioro de las condiciones del mercado”.
La Nación