*Por Gustavo Feldman
Lo que en Estados Unidos es el supremacismo blanco o en Italia, la xenofobia, en Argentina es, para el autor, una ultraderecha que recuerda a Moloc, el dios relleno de fuego que se alimentaba de los más débiles.
El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler asumió el cargo de Canciller (Primer Ministro) en Alemania. La noche del 27 de febrero de 1933, es decir hace 90 años, estalló en llamas el edificio del Reichstag (Parlamento Nacional de Alemania) a manos de los camisas pardas (los S.A., integrantes del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que vestían uniformes de ese color), los camisas negras, y sus formaciones auxiliares. Las hordas nazis y su Führer mandaban un mensaje drástico y diáfano; y a la vez un presagio invencible, fatal.
El ataque a la sede parlamentaria es el accionar emblemático de la derecha ultra; violenta, sectaria, negacionista y antidemocrática. Un verdadero aparato de terror en base a un mensaje, un lenguaje y un discurso de odio racial, que tenía como una de sus premisas fundamentales armar al pueblo ario, armar al país.
Verdaderos verdugos voluntarios. Esas oscuras y salvajes furias nazis habían engendrado al Moloc.
En Estados Unidos, ese esquema ideológico, sociológico y metodológico basado en un supremacismo blanco como justificante de odio y violencia, ha derivado en ataques verdaderamente terroristas en colegios, universidades y ciudades, sobre todo desde el año 2010.
Con armas, granadas, y cuanta parafernalia armamentista pudiera concebirse, ese esquema dio resultados que han sido luctuosos y han costado la vida de muchos inocentes.
Sociedad descontenta y sin esperanza
Noventa años después del asalto nazi asistimos en Argentina a la emulación de ese mensaje nefasto de una derecha alternativa que no usa mascaras o capuchas, como los trumpistas o los bolsonaristas; sino que luce una peluca color caoba y la misma expresión desencajada y violenta.
Peor aun, la exaltación de la negación de los derechos fundamentales bajo capa de un falso axioma de premios y castigos. Sí, la derecha alternativa ha llegado a estas tierras.
La derecha alternativa en paralelo con el culto del odio, hace un culto de su presencia en las redes y en la web. La utilización de estos medios masivos es crucial para influir, manipular y usar el humor social; siempre con versiones mentirosas, estigmatizantes y prejuiciosas.
Lo que en Estados Unidos es el supremacismo blanco o en la Italia actual es la xenofobia, acá, en Argentina es la estigmatización política, partidaria y sindical.
“Nuestra” derecha alternativa se define por sus notas negativas: antiestatal, antisindical, antiperonista.
Crece el huevo de la serpiente
Hoy, se vive y se percibe el clima de hostilidad integral instalado por esa derecha; en todos los ámbitos. Encontramos trogloditas con alguna proyección empresaria que exaltan y “compran” el mensaje de odio.
Hacen propio el mensaje anti-derechos, primero desde la ignorancia y después desde el snobismo. Encontramos personeros judiciales que desde un supuesto saber usan la ignorancia popular, el engaño y la oscuridad para instalar noticias, relatos y hasta historias falsas; con notas truculentas -reales o falsas- que buscan reemplazar la legalidad por la emocionalidad.
Explotan el humor social prescindiendo de los hechos y la ley. Encontramos “coimeros” disfrazados de periodistas, farsantes de ademanes delicados, con suficiente pacatería o hipocresía como para camuflar ese mensaje disociador en el “salvataje de la República”.
Y por supuesto encontramos a los y las adalides de la ética y el orden, que desde la política, como todo amoral, reivindica “el a como dé lugar” para lograr el fin superior. Cavernícolas que ven menos mujer a aquella que es lesbiana.
Y también están los pusilánimes y cobardes que en secreto desprecian esta construcción facciosa pero que por dos o tres bancas son capaces de aliarse con esos nefastos monstruos devoradores, que además se dan el lujo de tildarlos de delincuentes.
El Huevo de la serpiente despertará
¿Hasta donde podrá crecer esta derecha alternativa?
¿Hasta donde los anticuerpos de la sociedad y sus expresiones orgánicas podrán contener el descontento, la desesperanza y el miedo?
¿Cuánto tardarán los exponentes “top” de esa derecha nefasta en plantear la instauración de la pena de muerte y la “denuncia” (rechazo, derogación) de los Pactos de Derechos Humanos que la prohíben?
¿Hasta donde los anticuerpos de la sociedad y sus expresiones orgánicas podrán contener el descontento, la desesperanza y el miedo?
¿Seguirán con la idea del tráfico de órganos y de armas como si fueran autos usados u obras de arte?
¿Hasta dónde llegará la exaltación del uso de la prisión preventiva como pena anticipada?
Si gobernara la derecha alternativa, ¿cambiarían la Ley de Defensa Nacional y de Seguridad Interior para que tengamos al Ejército en las calles “cuidándonos” de los delincuentes?
¿El Huevo de la serpiente está madurando? No es una encuesta, ni un cuestionario. Solo la inquietud por tener la sensación de que noventa años no es nada.
* abogado
(Perfil)