“En general, desde el Consejo Asesor se recomienda que todo estudiante que cumpla con la reglamentación acceda a la beca hasta un orden de vulnerabilidad que tenga factibilidad presupuestaria. Eso lo hemos podido hacer todos los años desde que estamos en la gestión”.
Lo dijo la Ing. Diana G. Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario de la Universidad Nacional del Sur, sobre un tema crucial en esta coyuntura económica respecto de quienes cursan en la casa de altos estudios.
“Esta vez sucedió lo mismo. Se concedió un refuerzo, denominado presupuesto reconducido, a partir de un fondo universitario de ahorro a fin de otorgar la misma cantidad de becas que en años anteriores”, añadió
Sánchez aclaró que esta política no tiene que ver con una eventual cantidad de becas, sino con garantizar la equidad en el acceso a las oportunidades.
“El criterio general es otorgar un beneficio a cada estudiante en función de lo que se considere que más lo favorece, pero de repente hay situaciones de altísima vulnerabilidad, o contextos de mucha complejidad, que justifican que se le otorgue más de un beneficio”, sostuvo.
“Por eso el criterio nunca es el número en sí, sino atender las situaciones que más apremian. Y, en todos los casos, no podemos dejar de tener en cuenta de que aquí se trata de fondos públicos”, comentó.
El aporte de la UNS hacia los estudiantes de la ciudad en concepto de beca para el corriente año es de 266.000 pesos, un monto que se abona en tres cuotas. Para quienes son de la región, la cifra es de $ 299.000.
Ing. Diana G. Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario de la UNS.
“¿Los criterios? No hay otro que, a priori, filtre el otorgamiento en una u otra dirección. Sí lo hay para favorecer, o asegurar, de que un porcentaje de becas les quede a los ingresantes”, indicó.
También dijo la directiva que la UNS hace la primera asignación presupuestaria en la ventana inicial del procesamiento de solicitudes, entre los meses de octubre y noviembre, en función del año siguiente.
“Cuando nosotros sugerimos qué becas vamos a otorgar estamos comprometiendo una parte del presupuesto. Y siempre somos cuidadosos de que quede un margen suficiente para los ingresantes 2025”, dijo.
“En ese grupo están quienes revisten vulnerabilidad frente a las oportunidades de permanencia en la universidad. Es la población que batalla con la mayor cantidad de complejidades, porque tiene que adaptarse y entender cuáles son las reglas del sistema universitario”, aseguró.
Sánchez agregó que, justamente, esta es la etapa de las carreras en la que se produce el mayor desgranamiento y la mayor deserción.
“Además, la UNS tiene como singularidad que la mayor cantidad de estudiantes proviene de la zona, quienes deben atravesar el desarraigo y el desafío de adaptarse a la vida en una ciudad como Bahía Blanca que, en general, es más grande de donde proceden”, afirmó.
De qué se trata
El marco para las becas universitarias se encuentra establecido por la normativa y la disponibilidad presupuestarias.
“La normativa está vigente desde el año 2009 y nosotros, independientemente de las circunstancias, hemos tenido la determinación de atenderla exactamente como está prevista; esto es, abriendo convocatorias regulares a lo largo del año. Eran dos y, desde el año pasado, son tres”, contó Sánchez.
“Una convocatoria está orientada a los estudiantes que ya están en la universidad, a quienes nosotros llamamos regulares. Hay una a fin de año, orientada a los ingresantes, y desde este año de manera regular incorporamos en el calendario otra cita que se habilitó el último jueves 13 para quienes querían ingresar en el segundo cuatrimestre”, explicó.
Actualmente, la opción de transporte está restringida a quienes vienen desde Punta Alta. Los que residen en la ciudad tienen acceso al boleto gratuito subsidiado por el Ministerio de Transporte provincial.
A través de un formulario en línea se completan los datos personales de contacto e información preliminar respecto de la condición socioeconómica que reviste el grupo familiar. Ahí se selecciona alguna modalidad de beneficio, que puede ser económica, residencia, beca completa, comedor y demás.
“Luego hacemos un primer procesamiento informático, donde se releva el desempeño académico que ha tenido el estudiante en el último año. En el caso de que sea regular, se realizan entrevistas con equipos de trabajadores sociales. En algunas etapas nos ayudan los municipios de donde proceden con informes que ellos mismos suscriben. Así se confecciona una grilla con información consolidada de cada uno de los solicitantes, con su performance y condición socioeconómica”, comentó.
La información se pone a consideración de un Consejo Asesor de Becas, que está integrado por representantes de todos los claustros que tienen representación en el Consejo Superior Universitario, quienes hacen una recomendación —no vinculante— para el otorgamiento de las becas.
La cobertura del comedor
Desde la Secretaría de Bienestar también se coordinan las áreas de sanidad, residencias, deportes y, especialmente, el comedor universitario que, desde hace más de una década, está concesionado a un servicio privado.
“Está vigente la resolución que otorga un subsidio innominado; es decir, cualquier estudiante que tenga actividad académica puede acceder. En este momento prevé una cobertura del 55 %”, dijo Sánchez.
Actualmente, el estudiante de la UNS paga 2.000 pesos por cada almuerzo (o cena).
“Respecto de la población estudiantil universitaria, tenemos un porcentaje de comensales diarios por encima de la media del sistema. Dependiendo la época del año, hay entre 1.100 y 1.200, en relación a unos 26.000 activos sobre unos 36.200 alumnos regulares. Esos 1.300 alumnos, sobre 26.000, representan un porcentaje alto”, aseguró.
La concesión del servicio gastronómico, que se realiza por concurso de acuerdo con la ley de administración pública de la Nación, se representa en dos espacios: Avda. Alem 1.161 y campus del Palihue.
“Tenemos un servicio de menú de lunes a viernes para almuerzo y cena. Se propone con dos semanas de anticipación, tal como está dispuesto en el contrato de concesión, y es evaluado por una nutricionista. Tiene características específicas y rigurosas, ya que se piensa en cuestión de los balances en términos semanales, no diarios ni por ingesta. Es decir, en la semana no hay más de dos veces pasta, no hay menos veces de carne y así el resto. También están las alternativas respecto de comida vegetariana y para celíacos”, contó.
Vínculo con los municipios
En relación a las becas universitarias, se relanzó el programa denominado La UNS en la región. La intención es el fortalecimiento de la vinculación con las comunas.
“En el marco de la pandemia (por el COVID-19) suscribimos convenios con algunos municipios cercanos a Bahía Blanca. Hicimos un estudio estadístico georreferenciando la procedencia de los estudiantes, ya que especulamos que muchos habían quedado confinados en sus lugares de origen y otros en la ciudad”, sostuvo Sánchez.
“El mayor esfuerzo era para darle continuidad a la actividad académica, ya que la universidad nunca suspendió sus actividades, el comedor estuvo abierto y las residencias tuvieron becados. Nuestro temor era que algunos de esos estudiantes, ante este impasse, interrumpiesen la actividad y después no se dieran las condiciones para retomar”, dijo.
“Así contactamos a los municipios cabecera, donde habíamos detectado de manera concentrada la procedencia de estudiantes, y suscribimos convenios para habilitar puntos digitales que permitieron cursar en forma virtual”, añadió.
Sánchez comentó que, para este año, aprecian una situación compleja.
“Hay un punto particular sobre la cuestión habitacional. Se han encarecido los alquileres y no hay tanta oferta de la característica buscada por los estudiantes”, contó.
“El costo de los alquileres se está transformando en una barrera para que algunos jóvenes puedan decidir mudarse a Bahía Blanca y estudiar en la UNS”, afirmó.
“En tal sentido, advertimos que hay diferentes mecanismos para trabajar. Algunos municipios, impulsados por cooperativas y por fundaciones, por ejemplo, intentan que esos jóvenes le den continuidad a los estudios para que, luego, vuelvan a colaborar con el desarrollo local y regional. Son esfuerzos que, si tenemos la inteligencia y la generosidad de combinarlos con los nuestros, se pueden potenciar”, explicó la directiva.
“Un joven que inicia una carrera universitaria es un proyecto esperanzado de todo un núcleo familiar y su red afectiva. Por eso favorecer la oportunidad de que lo intente es mucho en términos de gesto de incentivo para lograr la misión primaria de la institución: aportar en términos de la educación como el recurso de movilidad ascendente, de desarrollo y de mejor calidad de vida”, comentó.
“Por eso retomamos los contactos para habilitar la suscripción de estos convenios, a fin de combinar mecanismos de trabajo colaborativo y, desde nuestro lugar, poner a disposición los dispositivos de acompañamiento para los estudiantes a partir de una colaboración de las autoridades municipales”, afirmó Sánchez.
¿Cuál es el panorama en la UTN?
En la Facultad Regional Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN FRBB), el programa de becas Progresar tiene 372 inscriptos, aunque todavía no se envió la lista definitiva. En el año 2023, los beneficiarios fueron 312 alumnos.
El programa de becas Manuel Belgrano posee 350 inscriptos y, finalmente, se otorgaron 83 (tal como en el año previo).
En ninguno de los dos casos los estudiantes cobraron lo que les corresponde.
Por su parte, las becas internas que otorga la UTN (el mismo número respecto del año anterior) se pagan desde este abril al mismo valor de diciembre de 2023.
Para obtener los recursos, se derivaron partidas presupuestarias de Ciencia y Tecnología y de Movilidad (viajes y alojamiento que pasaron a un formato de encuentro virtual) para asignarlas a gastos de funcionamiento y de becas para estudiantes.
También fueron postergadas eventuales partidas para reuniones académicas y científicas.
Fuente: La Nueva.