Alberto Fernández y Martín Guzmán cenaron a solas en la quinta de Olivos. Terminaba el año y fue un momento del balance y revisión de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que continúan empantanadas por la reticencia técnica y geopolítica de la Casa Blanca.
Estados Unidos exige un plan de ajuste económico y desea que la diplomacia argentina sea más equidistante de las ambiciones de China en América Latina y más refractaria a la agenda ideológica de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El jefe de Estado y su ministro tienen un diálogo constante con Kristalina Georgieva -directora gerente del FMI- y el Staff, aunque eso no implica que la negociación avance como pretende Balcarce 50. La Secretaria del Tesoro y los consejeros de Seguridad Nacional de la Casa Blanca detectaron ciertas líneas rojas en la agenda económica y geopolítica del Gobierno, y Joseph Biden ordenó extrema cautela en el Fondo.
Alberto Fernández interpretó en la cena con Guzmán que la reticencia de la administración demócrata se vincula al informe critico del FMI que concluyó que la decisión política de conceder a Macri un crédito multimillonario facilitó la especulación financiera y la fuga de capitales. Ese Stand-By fue otorgado por orden de Donald Trump, que manejó a su antojo al directorio del Fondo.
“Estados Unidos fue el único país del board del FMI que rechazó el informe de evaluación, y esa es una señal política a tener en cuenta”, comentó el jefe de Estado durante su comida a solas con Guzmán.
La interpretación de Alberto Fernández se ajusta a la información que circula en DC, pero no alcanza para entender completamente la resistencia de la secretaria del Tesoro, Yanet Yellen, y de Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden.
Yellen pretende una fuerte reducción del déficit fiscal, y el Presidente no está dispuesto a conceder esa exigencia de la secretaria del Tesoro. “No voy a ajustar, no voy a achicar el déficit fiscal de una. Será un proceso que evite estrangular el crecimiento económico que tuvimos en 2021″, explicó anoche Alberto Fernández.
Biden ordenó a Yellen que siga de cerca la negociación de la Argentina y el FMI. Pero la secretaria del Tesoro es una funcionaria que entiende la diferencia entre una opinión técnica y una decisión política. Sus criticas al programa presentado por Guzmán al FMI aplacarán cuando el Salón Oval haya comprobado que el Presidente peronista no tiene una agenda diplomática que complica los intereses nacionales de la Casa Blanca.
Fuente: Télam.