Tal como se esperaba, este jueves, el Banco Central (BCRA) subió finalmente las tasas del plazo fijo tradicional y las Leliqs. El alza fue se de 3 puntos, por que la llevó al 78%, lo que equivale a una Tasa Efectiva Anual (TEA) del 113,2%. En tanto, la tasa de pases, la de la línea de inversión y la de tarjetas quedaron sin cambio.
Desde septiembre del año pasado (hace seis meses), el BCRA no tocaba el porcentaje de rendimiento de los plazos fijos. En esa ocasión, había llevado la Tasa Nominal Anual (TNA) al 75% y la efectiva al 107%, lo que garantizó, a lo largo de todos estos meses, un interés para el ahorrista del 6,2% mensual. Hasta el mes pasado, cuando la inflación fue del 6%, todavía le ganaba a la inflación. Pero el dato de febrero rompió esa relación beneficiosa para el ahorrista, que perdió 0,6% contra ese índice.
En consecuencia, el BCRA dispuso esta nueva suba de tasa del plazo fijo, que lleva el rendimiento mensual de ese instrumento al 6,41% y éste es el nuevo cuadro de rendimientos que definió la entidad:
“La decisión del BCRA surge como respuesta a que, en febrero, el rendimiento real ex-post (respecto de la inflación previa) de la tasa de política monetaria pasó a terreno negativo en el corto plazo (-0,3% de TEM). Más aún, considerando el alza de la inflación Núcleo -la medida más relevante para el BCRA- el sesgo negativo fue aún mayor (-1,3% de TEM)”, analiza el economista de Ecolatina Santiago Manoukian.
Con estos números sobre la mesa, gran parte del mercado evalúa la medida del BCRA como un alza moderada, ya que el nuevo rendimiento mensual del plazo fijo queda algo por debajo de la inflación de febrero que difundió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que fue del 6,6%. Y esta especie de desencanto radica en que, teniendo en cuenta ese dato, muchos analistas esperaban que el ajuste de este jueves fuera de entre 5 y 7 puntos para que la tasa se ubicara por encima del nivel de alza de precios del mes pasado.
Así lo confirma a Ámbito el economista y director de EcoGo Sebastián Menescaldi, quien señala que “la suba se ubica en el límite inferior de lo que esperaba el mercado y está empatando a la inflación”. En consecuencia, opina que se trata de un ajuste que lo que busca es cumplir con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que pidió una tasa real positiva para realizar los desembolsos previstos.
Esto está en línea con que, según Manoukian, “con la llegada de Sergio Massa a Economía, las autoridades reforzaron el rol de la tasa de interés dentro de su set de política económica, apuntando a tender hacia los rendimientos reales positivos acordados con el FMI, contener las presiones inflacionarias y evitar un salto discreto del tipo de cambio oficial”.