“Entendimos todo. Pero esto no es la foto, no es el gabinete. Es algo mucho más profundo y complejo. La gente ‘se hinchó las pelotas’, está con el agua al cuello y nosotros en medio de una pandemia no pudimos hacer lo que prometimos”, dice uno de los dirigentes que terminó la noche de la derrota en la Quinta Presidencial de Olivos. La economía es la culpable para un gobierno que a pocas horas de la elección debe afrontar cruces internos mientras tiene que demostrar que escuchó el mensaje de las urnas y sostener una campaña en la que buscarán descontar puntos hasta torcer algunos resultados.
El desconcierto entre los principales dirigentes del Frente de Todos aún continuaba en las primeras horas del lunes 13. Para graficar la confusión que dejaron los números hay que contar un llamado que uno de los principales socios de la oposición le hizo a las 21 horas del domingo a un funcionario del oficialismo que ya estaba en el búnker. A esa hora las mesas testigos de Juntos por el Cambio le daban tres puntos arriba a la oposición. “Algo debe estar mal ¿Qué números tienen ustedes?”, le dijo este funcionario de la Ciudad de Buenos Aires al oficialista. Quería chequear los resultados porque no creían en una victoria en el territorio bonaerense.
Tal como reveló PERFIL, minutos después del discurso presidencial en el Complejo Cultural C, Fernández se trasladó a la Quinta de Olivos con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; y con el secretario de Medios, Juan Pablo Biondi. La reunión duró un par de horas y allí Fernández aseguró que no habría movimientos en el gabinete.
El desafío principal será contener los cruces internos. “Es un gobierno de coalición con múltiples problemas”, reconocen en la Casa Rosada. El jefe de Gabinete dijo en declaraciones a Radio La Red que no hay cambios de gabinete previstos.
“Gestión, gestión y gestión”, repiten los hombres más cercanos al jefe de Estado. Todos niegan cambios de gabinete inminentes pero habrá que esperar la reacción de los otros socios de la alianza. Ninguno está en condiciones de exigir nada. El kirchnerismo perdió votos en distritos que gobierna y los sufragios de Sergio Massa nunca aparecieron. La derrota no es sólo de Alberto Fernández.
Si no estalla todo antes de noviembre en el Frente de Todos es porque hay otra elección por delante. “El problema es político”, explica uno de los dirigentes que trabajó en la campaña electoral y uno de los que aclaró meses atrás que en la pandemia los oficialismos pierden. “Es eso se sumó la foto de Olivos que hizo imposible todo”, dijo a PERFIL. Y da detalles sobre el conflicto interno: “No podés sintetizar al kirchnerismo y al antikirchnerismo. No conviven. Tenés que elegir y después bancar lo que elegís”.
En medio del desánimo ya comenzaron los intercambios de números entre ministros, gobernadores, diputados e intendentes para saber en qué distritos pueden achicar la diferencia y hasta torcer el resultado para obtener una victoria. Miran a la provincia de Buenos Aires. Apuntan de vuelta todo allí aunque hasta ahora todos los esfuerzos que hicieron no hayan servido.
(Perfil)