La construcción del gasoducto Néstor Kirchner pasó a ser un objetivo central del gobierno que encabeza Alberto Fernández, por las urgencias económicas de la Argentina y ante la demanda de energía a nivel mundial, agudizada por el conflicto bélico que afecta a Ucrania.
En ese contexto, Gabriela Cerruti hizo un anuncio relevante: “Hoy a la mañana se estará firmando el contrato de los caños para empezar con esa obra tan paradigmática que va a marcar sin duda un cambio en la estructura productiva de la Argentina”.
La vocera de Presidencia incluyó ese anuncio como una noticia alentadora, dentro del paquete de medidas que dio a conocer en Casa Rosada, que incluyó el detalle de lo que será la segmentación de tarifas.
La construcción del gasoducto es una obra clave para el Gobierno, porque permitirá ampliar la capacidad de transporte del gas que se produce en la formación no convencional desde Vaca Muerta a la provincia de Buenos Aires.
Un informe oficial detalló que la obra está dividida en tres etapas que permitirán transportar una capacidad final de 39.000.000 metros cúbicos por día: la primera escala será en la localidad bonaerense de Salliqueló, lo que permitirá un aumento de 11.000.000 metros cúbicos por día de suministro a usuarios y usinas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) durante el invierno de 2023, reemplazando importaciones de combustibles con gas de Vaca Muerta.
La cabecera del gasoducto estará en Tratayén, provincia de Neuquén, para inyectar desde Vaca Muerta la producción de gas que hoy no puede evacuarse por falta de capacidad de transporte.
En tanto, la escala final será San Jerónimo (Santa Fe); desde allí, realizando obras en el sistema norte, se abastecerá al Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA), reforzar el suministro de las provincias del noroeste argentino y los excedentes poder exportarlos a Brasil.
“Se podrá abastecer el mercado interno de forma confiable y competitiva, sustituyendo totalmente, en una primera etapa, el GNL importado en Bahía Blanca y el uso de combustibles líquidos o Escobar, en una etapa final”, señala el informe oficial mencionado.
Otra consecuencia de esta mega obra será la posibilidad de viabilizar la exportación regional al norte y centro de Chile, a Brasil y al mercado internacional de Gas Natural Licuado (GNL).
Renuncia y conflicto judicial
La construcción del gasoducto provocó hace 10 días la salida del ministro de Producción, Matías Kulfas, quien debió renunciar tras el enorme revuelo que provocó la difusión de un informe “en off” sobre el proceso licitatorio de la obra, en el que se acusó a funcionarios cristinistas de armar el pliego de licitación del gasoducto Kirchner “a la medida de Techint”
El ex funcionario hizo pública su carta de renuncia en la que envió fuertes mensajes políticos hacia sus adversarios internos: incluyó críticas a los subsidios a los servicios públicos y envió fuertes mensajes al kirchnerismo duro.
“Nos abocamos a la elaboración del Plan Gas 2020 con la premisa de ahorrar divisas de importación y aumentar la producción gasífera en Vaca Muerta y otras reservas hidrocarburíferas del país. Si bien el plan estaba listo en julio de 2020, rápidamente aparecieron las voces críticas desde un sector de los entes reguladores, que decían que nuestra propuesta era antieconómica, con precios en torno a USD 3,50 por millón de BTU, a los cuales consideraban “caros”. Vaya paradoja, consideraban caro un precio que estaba por debajo de los niveles históricos del gas importado y por el que hoy se paga en torno a los USD 30 y se llegó a pagar en el mundo en torno a los USD 48″, decía uno de los párrafos más fuerte de la misiva dirigida a Alberto Fernández.
“Qué bueno que no les hizo caso a esas personas Sr. Presidente, no hay que entender mucho de economía para darse cuenta los graves impactos en nuestra balanza de divisas que hubiésemos tenido sin ese Plan Gas que permitió ahorrar nada menos que USD 6.000 millones, al tiempo que logró revertir un declino del 10% anual y aumentó la oferta de gas en cerca del 30%. El debate sobre el Plan Gas fue tan desgastante y absurdo que derivó en el traspaso de la Secretaría de Energía al Ministerio de Economía, pero finalmente primó la racionalidad, se aprobó, y usted reconoció públicamente hace pocos días mi intenso trabajo y el de los equipos técnicos de entonces para que se pudiera llevar a cabo, cosa que una vez más le agradezco”, apuntó el ministro saliente.
Este comunicado en off, que deslizaba irregularidades en la adjudicación de contratos, provocó la intervención de la Justicia, que citó a Kulfas a declarar. Entonces el ex funcionario le bajó el tono a la polémica al afirmar que la adjudicación a Techint “está justificada” y negó hechos de corrupción.
(Infobae)