Es común pensar que la política de hace algunos años era mejor que la actual. La mirada romántica que asocia el pasado con una calidad superior nos lleva a la percepción de que “todo tiempo pasado fue mejor”, aunque esta visión no siempre se corresponde con la realidad.
Bahía Blanca es la ciudad que se unió tras el intendente Susbielles para luchar por una planta de GNL, sin distinciones partidarias, o que respaldó al intendente Gay en la creación de la mesa de trabajo antinarco, para evitar caer en las problemáticas de lugares como Rosario. Esa ciudad sin grietas es la que somos y debemos aspirar a ser.
Lo que sí es cierto es que el discurso político de entonces era sustancialmente más rico que el actual. Ya no contamos con figuras como los Woscoff, los Ramiro Villalba o los Lliteras en Sarmiento 12, que aportaban debates profundos y con razonamiento.
Imaginen que pasamos de un Debate con Norberto Martinez o Tunessi a los tuits de Raúl Ayude sin intermedios. (Ndr) Fueron compañeros de bloque criticando al Kircherismo y este último nombrado camina con la remera de CFK sin ponerse colorado.
Hoy, en cambio, el debate libertario, disfrazado de una representación del presidente Milei, parece más enfocado en posicionarse estratégicamente para las próximas elecciones intermedias que en un verdadero diálogo de ideas.
Este espectáculo de denuncias, operaciones y acusaciones, cuyo único propósito parece ser mostrar quién es “más Milei” que el otro, no genera más que desilusión.
Alonso rechaza la incorporación de nuevos miembros. ¿Acaso el trabajo de la política no debería ser el contrario? ¿No se trata de atraer y conquistar a quienes piensan distinto para construir una sociedad más inclusiva?
Liberman, después de una elección extraordinaria, parece estar perdiendo su rumbo; declararse líder no basta para serlo. Las imágenes pueden ser impactantes, pero los acuerdos sólidos no se construyen desde las apariencias, sino desde el compromiso real. No es menos cierto que Liberman supo construir una fuerza que casi toma la ciudad por sorpresa
Gonard, por su parte, muestra las fallas de quien asume que la política comienza con uno mismo. Los errores no forzados, la falta de experiencia y, quizás, la influencia de voces que no desean su éxito, solo evidencian una falta de visión.
Una pregunta para los libertarios todos: Desde Alonso hasta Reyes pasando por los Gonard y Rodriguez; ¿Vieron alguna vez a Larraburu peleandose en los medios con Feliú o con Breitenstein? Jamas pelearon en los medios dejando a Bahía en el medio de una discusión digna de un palelón.
Todo esto transcurre en un marco de disputas mezquinas que proyectan una imagen distorsionada de Bahía Blanca, una ciudad que es mucho más que estas divisiones. Los medios también deberíamos entenderlo.
Bahía Blanca es la ciudad que se unió tras el intendente Susbielles para luchar por una planta de GNL, sin distinciones partidarias, o que respaldó al intendente Gay en la creación de la mesa de trabajo antinarco, para evitar caer en las problemáticas de lugares como Rosario.
El Intendente Federico Susbielles es un claro y firme ejemplo de ese liderazgo. No busco romper nada. Luego del 16 de diciembre lo unico que hizo fue reconstruir la ciudad.
El Concejo Deliberante debería ser el espacio de los vecinos. Está claro que los ciudadanos quieren que los concejales ganen menos. Así que, señores concejales, voten esa reducción de sueldos y demuestren que están dispuestos a sacrificarse en beneficio de la comunidad. Más que la reducción de sus salarios, lo que los vecinos realmente quieren es que dejen de lado las discusiones estériles y se enfoquen en trabajar juntos por el bien de Bahía Blanca. Trabajen por favor
Enrique Iommi