El ministro de Transporte de la Nación, Alexis Guerrera, es una de las tres figuras -junto con la titular de AYSA, Malena Galmarini, y el intendente de San Fernando, Juan Andreotti- que el Frente Renovador (FR) pone en cancha como posibles candidatos a la gobernación de Buenos Aires. De extremo perfil bajo, el funcionario que comanda una de las carteras más importantes del Gobierno está metido 100% en la gestión y, según explican en su entorno, “no tiene tiempo para la rosca”. Pese a que es hombre de máxima confianza de Sergio Massa y su principal referente en la Cuarta sección electoral, no se considera un “armador”.
Pese a estar en la terna, en su entorno afirman que no es su objetivo. “No está en sus aspiraciones, ni en su horizonte político, no está pensando en que va a ser candidato. Ni ahora, ni en el futuro”, afirma a Letra P un funcionario del Ministerio de Transporte, aunque aclara: “Alexis (Guerrera) es orgánico y hará lo que Sergio Massa necesite”.
Tiene 51 años y una larga trayectoria política. Oriundo de General Pinto, en su entorno lo califican como “un pibe común, del interior”. Sin embargo, luego de ejercer como profesor durante varios años y militar desde finales de los ’80 en el PJ de su ciudad, llegó primero a una concejalía y en 2003, con la llegada del kirchnerismo al poder, fue electo intendente. Tuvo cuatro mandatos consecutivos hasta que en 2019 dejó paso en la intendencia a su secretario de Gobierno, Alfredo Zavatarelli, y partió rumbo a la Legislatura bonaerense al ser electo diputado. Fue vicepresidente del bloque del Frente de Todos (FdT) y presidente de la Comisión de Géneros y Diversidades, desde dónde construyó un buen vínculo con algunas organizaciones LGTB+, quienes celebraron luego su asunción como ministro. Su paso por la Legislatura duró poco: en 2020 volvió a un cargo ejecutivo.
“Después de dieciséis años como intendente, cuando llegó a la Legislatura, empezó a disfrutar de un ritmo más tranquilo; no estaba en sus planes volver al ejecutivo, pero al poco tiempo Mario Meoni lo convocó para ir a ADIF (Administración de Infraestructura Ferroviaria) y luego fue elegido por Massa para reemplazar a Mario”, relató una fuente del entorno de Guerrera.
Es uno de los que se sienta a la mesa chica del Frente Renovador y mantiene una relación de cercanía con Malena Galmarini. El tigrense valora particularmente que Guerrera haya pasado a su espacio no en el momento de auge y subida, sino todo lo contrario, en 2016, cuando estaba en caída y sufría una sangría de intendentes.
Quienes lo conocen de la época de intendente afirman que no le interesa “armar tropa” o convertirse en “armador”. “No es una persona que tenga un ajedrez político en la cabeza; él prefiere estar metido en la gestión, tiene un perfil bajo, tampoco hace política con su vida personal, ni está buscando un micrófono, él no juega ese partido”, describen a Letra P.
A diferencia de lo que ocurre con otros dirigentes, tras dejar la intendencia de General Pinto, Guerrera se desentendió de la gestión en el distrito. La fuente lo dice así: “No está encima de Zabatarelli, ni controlándolo. Se fue y se olvidó. No es una influencia que está ahí todo el tiempo, se desentendió de eso porque no le preocupa disputar territorio. Tiene hoy el desafío político más grande de su vida y está abocado a eso”.
Quienes lo conocen lo describen como una persona a la que difícilmente se la vea sobrepasada, gritando o nervioso, pese a la responsabilidad que conlleva el cargo que ocupa, en uno de los ministerios más grandes, con más 50 mil empleados directos y entes, organismos y empresas del Estado a cargo.
“Él no tiene como meta ser gobernador”, afirmó un dirigente de su entorno ante la consulta de este medio. Pero tampoco lo excluyó de la pelea: es joven, tiene una carrera política por delante y va a estar donde Massa lo necesite, indicó.
(www.letrap.com.ar)