Con intereses en múltiples negocios que van desde la molinería, el agro y la bioenergía, hasta los juegos de azar, Juan Carlos Bojanich, más conocido como “El rey del bingo” y “El rey del biodiesel”, no gana para disgustos, más allá de los abultados ingresos que cosecha con sus empresas.
A los problemas con la Justicia por evasión impositiva y los conflictos sindicales por reclamos salariales, se le suma un nuevo conflicto en puerta y es que el Bingo Bahía, que lo tiene como inversor mayoritario, podría ser reubicado a partir de una decisión del municipio de Bahía Blanca de ponerle fin a los trastornos que ocasiona su funcionamiento en pleno centro de la ciudad puerto del sur bonaerense.
Según trascendió, las autoridades estarían evaluando la posible relocalización del salón de juegos de azar que funciona en Chiclana 50 y abre de lunes a domingo de 8 a 5 de la madrugada y cuenta con más de 350 máquinas tragamonedas, capacidad para 830 personas y un plantel de 370 empleados.
El bingo no solo produce diversos trastornos en el centro de la ciudad, sino que también hay establecimientos educativos y algunas asociaciones de asistencia a la ludopatía que “no ven con buenos ojos” que este gigante del juego este en esa zona y han hecho diversos planteos y presentaciones al respecto.
Quién es “el rey del bingo”
El empresario, de origen croata pero nacido en Ramallo, es titular del Bingo Bahía bajo la firma El Chalero. Allí mantuvo siete años de conflicto con el Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar (Aleara): tenía encuadrado al personal de ese establecimiento como trabajadores y trabajadoras del Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo y Afines (SUTEP) para abaratar costos, no categorizar al plantel y negarse a reconocer la suma por refrigerio.
Hace unos años, además, quedó involucrado en una causa por evasión de impuestos. En esa oportunidad, la Justicia Federal lo procesó por ser “coautor responsable” del delito de evasión al impuesto a las Ganancias “reiterado” en 6 oportunidades durante el período 2008 – 2013.
Entre las acusaciones fue investigado por el presunto uso de facturación apócrifa y sobrefacturación para pagar menos impuesto a las Ganancias. La facturación apócrifa tenía como contrapartida la “existencia de reintegros” que reingresaban a los bingos.
Bojanich ingresó al negocio de los juegos de azar en 1992, en esa oportunidad invirtió un millón de dólares para concretar la apertura de Bingo Bahía, mediante un consorcio donde participaron más socios, aunque hoy es el principal accionista.
Coimas y desmentidas
En el historial del empresario hay una causa por presuntas coimas, originada hace casi dos décadas a partir de un comentario que Bojanich le hizo al presidente de la Corporación del Comercio, Industria y Servicios, Jorge Bonacorsi, donde refería que un funcionario municipal le había pedido un soborno para autorizar la ampliación edilicia del bingo.
Al parecer, el primer anteproyecto excedía las normativas vigentes del código de edificación local, lo cierto es que la obra se concretó y la causa se cerró luego que Bojanich negara haber hecho tal acusación.
En 2013, Bojanich fue noticia con la polémica contratación de policías que el Bingo tenía bajo su nómina de trabajadores por lo elevado del número: 109 uniformados bonaerenses prestaban servicios en relación de dependencia para la empresa.
Si bien la respuesta del gobierno provincial fue que solo había 30 policías contratados, en las listas oficiales de la empresa figuraban más de un centenar de efectivos trabajando en el Bingo, un hecho contrastaba con la inseguridad reinante en el distrito y el reclamo de la dirigencia opositora para que las fuerzas de seguridad se aboquen a combatir el delito y no a inflar los números de un salón de juegos de azar.
(LetraP)