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La dolarización perjudicaría el desarrollo industrial de Argentina

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*Por Mauro Gonzalez (*)

La adopción del dólar como moneda de curso legal en lugar del peso en la economía argentina conlleva importantes desventajas y perjuicios para el país.

En primer lugar, el uso del dólar como moneda nacional limitaría la capacidad del Banco Central para implementar políticas monetarias y fiscales efectivas para estabilizar la economía. Además, la dolarización de la economía implicaría una mayor vulnerabilidad a las fluctuaciones del tipo de cambio del dólar, lo que podría provocar una mayor inestabilidad económica y financiera. También tendría implicaciones significativas en el comercio exterior y en la competitividad de las empresas argentinas, que se enfrentarían a mayores costos de transacción y a una menor flexibilidad en la fijación de precios.

Otro problema importante que plantea la adopción del dólar como moneda nacional es que podría exacerbar las desigualdades económicas y sociales existentes en el país. La mayoría de la población argentina tiene un ingreso en pesos y un aumento en el valor del dólar. Como ocurre con frecuencia, puede hacer que los productos importados sean más caros y provocar un aumento en el costo de vida para aquellos que dependen de los ingresos en pesos.

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El uso del dólar como moneda nacional en lugar del peso puede tener graves consecuencias para las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y el desarrollo industrial en nuestro país. En primer lugar, la dolarización podría generar una mayor volatilidad en los precios de los insumos y los productos, lo que aumentaría los costos de producción para las pymes y las haría menos competitivas frente a las empresas extranjeras. Por otro lado, la incertidumbre en el mercado cambiario podría desalentar la inversión en el sector industrial, lo que a su vez limitaría el crecimiento, la creación en puestos de trabajo y el desarrollo de la economía.

En segundo lugar, puede aumentar el riesgo de las empresas, especialmente de las PYMEs, que en muchos casos no tienen acceso a instrumentos financieros sofisticados para cubrir el riesgo cambiario. Esto puede llevar a la quiebra de muchas empresas pequeñas y medianas, lo que a su vez tendría graves consecuencias para el país, y nuevamente para los puestos laborales y la actividad económica.

Por último, la dolarización también puede aumentar la dependencia de las empresas argentinas del mercado internacional y reducir la capacidad del país para controlar su propia economía. Si los precios de los insumos y los productos están determinados en dólares, las empresas argentinas tendrán menos control sobre sus propios precios y menos capacidad para competir con las empresas internacionales.

La dolarización de la economía puede perjudicar seriamente al desarrollo industrial de Argentina al aumentar los costos de producción, aumentar el riesgo empresarial, reducir la capacidad del país para controlar su propia economía y desalentar la inversión en el sector industrial.

En consecuencia, la adopción del dólar como moneda nacional conlleva importantes desventajas y perjuicios para la economía del país. En lugar de eso, el gobierno deberá centrarse en implementar políticas económicas y fiscales sólidas y efectivas que permitan estabilizar el valor del peso y promover el crecimiento y el desarrollo económico sostenible.

(*) Presidente Confederación Federal Pyme Argentina. Empresario textil

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Mediática y viral: la responsabilidad que nos toca a todos

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Partamos de la siguiente base. El caso Loan, además de figurar en el rubro policiales también pertenece a la categoría política. Teniendo en cuenta ese punto, es correcto que estas líneas figuren en este espacio. Y es que más allá de la aclaración, la mayoría de los ciudadanos entiende que en casi todos los casos policiales (de gran impacto) la política mete la cola.

También está claro que, en esta historia, todos tenemos diferentes responsabilidades a la hora de confeccionar el cuadro de situación que hoy nos deja este flagelo. No es lo mismo un legislador que un juez. Tampoco un policía que un periodista. Aunque todos aportamos algo. Para mal o para bien. “Cuando todos seamos superheroes, ya nadie lo será”, dice Mr. Increíble en la (gran) película “Los Increíbles”. Y algo de eso hay. Sobre todo para los nuestros. Los colegas. Los comunicadores.

Hace unos cuantos años, siempre se les pedía máxima responsabilidad a los periodistas en su trabajo cotidiano. Y es que eran (éramos) los encargados de darle a difusión a las noticias. De ahí la idea de chequear fuentes y revisar datos antes de publicarlos. Hoy el mundo cambió. El de la comunicación puntualmente. Pero el otro también. Por eso, en el auge de las redes sociales y la viralización, también algo de eso se le debería pedir a los ciudadanos.

Un reciente caso en nuestra ciudad, con escrache digital entre familiares de alumnos de una escuela local, llego hasta denuncias (en el aire) de intento de secuestro. Justamente apuntando a ese ejercicio de responsabilidad (periodística), se pudo chequear tanto en la órbita educativa como la policial que no había nada que hiciera sospechar que los hechos ocurrieron tal cual se deslizó livianamente.

¿Y entonces? ¿Qué hacemos? Con las víctimas, sobre todo. Y no me refiero al pobre infeliz del que muchos ya se saben la patente de su auto de memoria. Apunto al resto de la ciudadanía. Esa que, casi en un brote psicótico, se encargó de replicar lo más que pudo una denuncia que, evidentemente, no tenía la rigurosidad necesaria.

Sin embargo, releyendo el último párrafo, casi que se confunde el lugar que le toca a cada uno. ¿Víctima o victimario? Por qué los mismos que se alarmaron con un mensaje que tenía más ruido que nueces, estoy convencido que son los mismos que irresponsablemente (aunque sin advertirlo) contribuyeron a ese círculo vicioso ¿En que quedamos?

Casi que en nada, a decir verdad. Como en este episodio que es como tirar una trompada al vacío. La pregunta es si alguna vez la paja se separará del trigo. O al menos querrá hacerlo.

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Bahia Blanca y las alertas: ¿Le damos bola?

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Hay un antes y un después del 16 de diciembre de 2023. El temporal que azotó la ciudad y dejó el saldo luctoso de 13 personas marcó a cada uno de los bahienses.

Es importante destacar que las alertas se emiten para permitir a los vecinos tomar cuidados que nos permitan un resguardo de los acontecimientos climáticos.

Es que cada vez que sopla viento fuerte y en la ciudad es bastante normal, ahora nos tomamos la cabeza con suma precaución ¿Pero antes?

Según informes meteorológicos Bahía Blanca tuvo 15 alertas amarillas y dos alertas naranjas en 2023. Una de estas, la última fue la catástrofe.

Según el informe de PYP solo 2 personas de cada 10 toman recaudos en el pais con las alertas amarillas y los medios tienen mucho que ver.

“Es que muchas veces dicen que pasa y no pasa nada” fue una de las frases más escuchadas post temporal y de varios que tenían fiesta de egresados o encuentros que justificaron con esta frase para “No faltar”.

Los medios de información debemos de sostener que “cuando exista alerta la población deberá de resguardarse” y entender que 13 familias no volverán nunca más a ser las mismas.

 

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¿Y los concejales? Bien, gracias

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No caben dudas que Bahía Blanca está viviendo un fin de año sumamente difícil, producto del trágico temporal que azotó a la ciudad días atrás.

Luego de lo acontecido, la Municipalidad e importantísimas entidades locales como la Unión Industrial, la Corporación del Comercio y grandes empresas multinacionales, entre otras, encabezaron, como bien definió el intendente Federico Susbielles durante estos días, la reconstrucción de la ciudad.

Sin embargo, parece que ciertos actores no han tenido mucho protagonismo a lo largo de estas semanas. Ante esto, uno se puede preguntar. ¿Y los concejales? Bien, gracias. Porque, a excepción del oficialismo, los ediles de la oposición brillaron por su ausencia.

Si bien durante la última sesión extraordinaria, aprobaron en el recinto la declaración de emergencia climática, económica, social y sanitaria en la ciudad o la creación en el ámbito del HCD de la Comisión de colaboración y seguimiento de la situación de emergencia en el Partida de Bahía Blanca, los hechos ocurridos hubiesen requerido un mayor compromiso y más aun siendo los representantes de los vecinos de la ciudad.

Pero claro, son “carguitos momentáneos” de cuatro años y el oneroso salario está garantizado.

 

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