Es importante ante todo tener memoria, esa memoria que marca a fuego la historia de los pueblos, porque en base a esas historias de vida, de luchas y de sueños de igualdad se conquistaron cientos de derechos. Por lo que me permito hacer un breve relato sobre los hechos y circunstancias que devinieron en que hoy, 1 de mayo, se celebre el día internacional del trabajador y de las trabajadoras, que refleja ese espíritu de una sociedad más justa y de una humanidad que supo ver en esos “Mártires de Chicago” una luz de esperanza.
En 1886 el mundo era otro. Luego de una serie de huelgas reclamando una jornada laboral de 8 horas diarias (previamente se trabajaban hasta 16 horas diarias) el Presidente de Estados Unidos Andrew Johnson para poner fin a las demandas sociales, promulga una ley donde se establece la jornada laboral de 8 horas diarias.
Sin embargo, la ley, no fue acatada por el sector empresario, y el 1 de mayo de 1886 se decretó una huelga más. Ese día, en la fábrica McCormik, en Chicago, las fuerzas policiales abrieron fuego contra los trabajadores que manifestaban en la puerta de la empresa. Hubo más muertes de obreros en los días posteriores. Finalmente, el 21 de junio de ese mismo año, comenzó el juicio a 31 obreros acusados de promover el conflicto. Cinco de ellos, fueron condenados a muerte en la horca, es a ellos, a los que se los considera como los “Mártires de Chicago”.
El presente es bien distinto, cambiante, volátil, dinámico, el trabajo, nuestro trabajo cotidiano también lo es. La cosmovisión del mundo, del sistema productivo, cambian permanentemente, y permanentemente tenemos que aprender y desaprender lo aprendido, un alto porcentaje en materia de investigación y conocimiento de la humanidad se generó en los últimos 20 años, la tecnología como herramienta del trabajo mutó a las empresas de tecnologías, en detrimento de actividades más artesanales, que haciendo una retrospección a 20 años eran de actividades de vanguardia.
Nuestra historia, nuestro país y nuestros hermanos trabajador@s saben mucho de las transformaciones que se fueron dando en el mundo del trabajo, y muchas de ellas fueron producto de importantes conquistas que supieron dar, a partir de poner al hombre en el centro de la riqueza que genera el trabajo en las sociedades.
La velocidad de los cambios en el mundo del trabajo es inquietante, y se nos presenta de manera desafiante, precisamente desde la política abordar el mundo del trabajo con el fin de mitigar las desigualdades que la misma velocidad les imprime, sin dudas es uno de los principales desafíos de este siglo que ya está corriendo y nos convoca a repensarnos, a mirarnos a los ojos sabiendo que algo nuevo empieza a dar signos de que el paradigma está cambiando y que debemos encontrarnos para abrazar lo que viene, con patriotismo, con inteligencia, con humildad y por sobre todo con sensibilidad y coraje para que la integración no sea una entelequia.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación serán determinantes para lo que viene, uno de los temas a abordar con mayor detenimiento, y no es principalmente el acceso a la información, es el acceso al conocimiento. Eso que hoy se denomina “brecha digital” que no solo se amplía o contrae producto de las decisiones que tomemos como país, y en especial del lugar que ocupara el federalismo en la generación de empleo a partir de nuevas economías tecnológicas.
Este 1 de mayo tiene una característica atípica, única. El mundo está amenazado por un microorganismo al que solo lo conocemos por el nombre, esto ha provocado básicamente dos cosas ciertas y varias dudas. Entre las cosas ciertas, es que de sus consecuencias se va a salir con solidaridad, y la hermandad de los pueblos. La otra cosa que también es cierta es que nuestros hábitos y costumbres se van a haber cambiados por mucho tiempo y aprenderemos quizás a abrazarnos más entendiendo que el valor del mundo es la misma humanidad. Sobre las dudas prefiero dejarlas al libre albedrio y al llamado a la reflexión de aquellos que siguen creyendo que se puede salir solo.
Seguramente en este día tan especial para los trabajadores y trabajadoras, lo colectivo deja la marca indeleble que es el único camino posible para una argentina de pie.
Queridos compañer@s, amig@s y lector@s, que tengan un Feliz día del Trabajador@. Con la esperanza de pueblo, y la actitud de ser mas hermanos que nunca. Los abrazo!
Por Javier Forlenza, Concejal de Tigre, para Norteonline.com.ar