El último Boletín Epidemiológico Nacional encendió una alarma en el sistema de salud argentino: los casos de sífilis alcanzaron cifras récord.
En 2024 se registraron 36.917 contagios y, solo en las primeras 44 semanas de 2025, ya se notificaron 36.702. El incremento, un 38,5 % respecto de 2022, consolida una tendencia que preocupa a autoridades y especialistas.
“La mejor forma de prevenir la sífilis es el uso del preservativo —remarcó la infectóloga Florencia Cahn—. No solo disminuye el riesgo de esta infección, sino también el de otras enfermedades y embarazos no intencionales”.
En diálogo con Panorama, por LU2, Cahn advirtió que a nivel nacional “se viene observando una disminución del uso del preservativo en todas las edades“. “Lo vemos en adolescentes, en adultos jóvenes y también en mayores”, agregó.
Según explicó, la mayor carga de casos se concentra entre los 20 y 24 años, pero alertó que la infección también puede transmitirse de madre a bebé durante el embarazo.
Para la profesional, el fenómeno está impulsado por dos factores: menos métodos de barrera y menor percepción del riesgo.
“Muchas personas que tienen VIH están en tratamiento con una carga viral indetectable, es decir, no transmiten el virus. Gracias a los avances de la ciencia que hacen que estos tratamientos sean más simples y mejor tolerados, hay una baja percepción del riesgo, se le ha perdido el miedo a estas infecciones: parece que ya no es un problema y hay muy bajo uso de preservativo por eso”, explicó.
Los datos oficiales ilustran el escenario. Desde 2011, la curva de notificaciones de sífilis crece sin pausa, con una aceleración marcada desde 2015. Entre 2015 y 2019, los casos se triplicaron. Tras el descenso coyuntural de 2020 y 2021 por la pandemia, la tendencia se revirtió y volvió a escalar. En 2023 se superaron por primera vez los 30.000 casos anuales y 2024 marcó el máximo histórico.
La tasa nacional de notificación pasó de 56,1 % por cada 100.000 habitantes en 2019 a 93 % en 2024, un aumento del 65,8 %. Para 2025, los datos preliminares anticipan otro salto del 20,5 % respecto del mismo período del año anterior.
“Es una infección que puede curarse (con penicilina), pero que, según en qué momento se diagnostique, puede tener complicaciones a mediano o largo plazo“, subrayó Cahn. “Es muy importante detectarla para poder hacer un tratamiento acorde”, dijo.
La detección hoy es sencilla. Existen test rápidos que permiten saber en 20 minutos si una persona tiene VIH o sífilis. Y cualquier análisis de sangre de rutina también ayuda.
Los síntomas —no siempre presentes— pueden variar: “En la fase primaria suele aparecer un chancro (llaga en la región genital) que, muchas veces, pasa desapercibido. En la secundaria, en muchos casos, podemos ver erupciones en la piel, por ejemplo”.
Es por esto que la infectóloga insistió en que las estrategias de búsqueda activa son claves: “Los testeos poblacionales permiten detectar estos casos”.
Además, destacó la importancia de la educación sexual integral, las campañas de prevención y el rol del Estado. “Es necesario seguir haciendo hincapié en las medidas para cuidarse, el acompañamiento en la compra y distribución de los métodos anticonceptivos, y las estrategias de testeo”, sostuvo. “Sugerimos que toda persona alguna vez en su vida se haga un test de VIH”, agregó.
Cahn también recordó que hay vacunas disponibles para varias infecciones de transmisión sexual dentro del Calendario Nacional.
“Esto también nos preocupa mucho. Estamos viendo que las coberturas de vacunación vienen siendo muy bajas y ahí aparece el peligro de que enfermedades ya controladas puedan volver a aparecer”, dijo.
“Estamos viendo un relajo generalizado. Tenemos que concientizar a la población para que el uso de preservativo vuelva a niveles aceptables”, concluyó.
Fuente: La Nueva.