Conecta con nosotros

Columnistas

Entre la casta y la siesta

Publicado

en

*Por Santiago Aragón

Las notas al pie de la sanción del presupuesto dejaron algunos síntomas que permiten presagiar el año electoral: La certeza de que el trabajo legislativo construye consensos que derivan en mayorías útiles y la confirmación de que la antipolítica, aunque venga en envases cool o moralistas, sigue comportándose como tal a la hora de ejercer sus responsabilidades. Las ausencias de Javier Milei y Margarita Stolbizer a la hora de la votación, reconfirmaron la impresión que los antecede. Eficaces en la construcción de sus personajes, inocuos a la hora de expresar algo más el malestar social al que contribuyen a generar, en acciones y omisiones, con sus puestas en escena.

La idea de corrupción, en política, es más ancha que la del delito. La referencia incluye a aquellos y aquellas que utilizan el poder para algo distinto a lo que les fue otorgado. Los voceros de la antipolítica, más allá de la paradoja derivada de la ambición de pertenecer en los hechos a un ámbito que dicen despreciar en sus dichos, suelen canalizar la interpretación del descontento para un ejercicio sui generis de la representación pública, que incluye ausentarse de las responsabilidades para los que fueron electos, en los momentos más decisivos. Y hacerlo, además, considerando que siempre el imputable es el otro, casta política o empresario, aunque ellos perpetren una estafa a la voluntad electoral que les prestó un cargo.

El alto grado de desafección política marca un momento bisagra. La imputación al sistema por parte de una población cada vez más pauperizada en derechos y conquistas, surge en las discusiones cotidianas y forma parte de la línea argumental de cada joven que fantasea con el autoexilio. La curiosidad es que la reflexión sobre lo que la política podría hacer y no concreta, se concentra en el fracaso de las gestiones gubernamentales y no en el análisis del desempeño de representantes que cargan de ausencias su planillas como diputados, que no conocen más que la denuncia como mecanismo de visibilización de su actividad o que, en un ejercicio de alta destreza y bajo pudor, se transforman en elenco estable de platós televisivos, con el dedo alzado condenando las mismas prácticas que ejercen una vez que son electos. Milei o Stolbizer son, más allá de sus respectivos libretos, motivos de desafección política por parte de la ciudadanía, al mismo tiempo que intentan explicar desde la pantalla lo que no puedan sostener desde sus bancas.

Vivir de la política es, también, utilizar los fundamentos de la actividad pública para beneficio propio: el culto a la propia imagen desprovisto de cualquier mecanismo colectivo o el sostenimiento de un rol en el sistema a fuerza de acusaciones que no pueden ser ratificadas más allá de un set, forman parte de un catálogo de actividades en la que los solistas se inscriben para seguir reclamando pertenencia y beneficios de un sistema del que abrevan en privado mientras lo desprecian en público. El descreimiento es también el resultado de una percepción social, de que quienes dicen ser distintos no obedecen a otros intereses más que a los personales, sostenidos por la voluntad de renovar una banca y pagando con escándalos mediáticos los segundos en escena para seguir sosteniendo el show unipersonal.

En el acerbo popular, la figura del francotirador es la que se utiliza para definir a quienes no responden más que por ellos mismos, lobeznos solitarios que ostentan la curiosidad de ser antisistema, al tiempo que acumulan décadas en cargos públicos (el caso de Stolbizer quizás es el más emblemático, cuando termine su período acumulará veinte años como Diputada Nacional, alimentados a renunciamientos, ausencias y titulares de diarios). No obstante, la imagen más apropiada sería la de artistas del verano, de esos olvidables, que la pegan con un hit y se ven condenados (y premiados), a repetirlos en casamientos, fiestas locales y cumpleaños de 15. Que les dio para una sola canción, de los que nadie compró un disco, pero que reaparecen en cada celebración para repetir las mismas estrofas. Dirigentes unidimensionales que, a fuerza de latiguillos, justifican su presencia en la escena pública.

“No tranzar con la casta” o “correr el riesgo de quedarse dormida” son justificaciones del mismo manual. El desplazamiento de la comunicación política hacia el marketing ha desarrollado un escenario en el que las técnicas para llegar son más abundantes que las utilizadas para permanecer. Alumnos precoces de esos procedimientos, Stolbizer o Milei han demostrado una destreza en el acceso a los cargos, que no guarda correspondencia con el rigor conque los ejercen. Lejos de ser un problema técnico, la distorsión de calidad entre llegar y ejercer marca la subestimación con el que conciben el ejercicio institucional, los fundamentos comunitarios de la actividad política y el valor soberano de la expresión ciudadana.

Las magras cosechas de los desempeños electorales suelen penalizarlos cuando deciden jugar su suerte sin ir colgados de una sábana. Este dato que explica sus historias es también prospectivo. Las sociedades generan sus anticuerpos con más velocidad que la que tienen estos dirigentes para renovar su letanía de denuncias y de imputaciones a una institucionalidad de la que reniegan, al mismo tiempo que la parasitan. Más allá del código penal, el incumplimiento de los deberes de funcionario público es una figura política, y explica los ejercicios de memoria conque la ciudadanía castiga a quienes, una vez puestos en funciones, no están a la altura de la responsabilidad esperada, alternando entre partidas precoces y ausencias injustificadas, para alejarse de la casta y acercarse a la siesta.

(LPO) – foto revista Anfibia

Advertisement

Columnistas

Bahia Blanca y las alertas: ¿Le damos bola?

Publicado

en

Hay un antes y un después del 16 de diciembre de 2023. El temporal que azotó la ciudad y dejó el saldo luctoso de 13 personas marcó a cada uno de los bahienses.

Es importante destacar que las alertas se emiten para permitir a los vecinos tomar cuidados que nos permitan un resguardo de los acontecimientos climáticos.

Es que cada vez que sopla viento fuerte y en la ciudad es bastante normal, ahora nos tomamos la cabeza con suma precaución ¿Pero antes?

Según informes meteorológicos Bahía Blanca tuvo 15 alertas amarillas y dos alertas naranjas en 2023. Una de estas, la última fue la catástrofe.

Según el informe de PYP solo 2 personas de cada 10 toman recaudos en el pais con las alertas amarillas y los medios tienen mucho que ver.

“Es que muchas veces dicen que pasa y no pasa nada” fue una de las frases más escuchadas post temporal y de varios que tenían fiesta de egresados o encuentros que justificaron con esta frase para “No faltar”.

Los medios de información debemos de sostener que “cuando exista alerta la población deberá de resguardarse” y entender que 13 familias no volverán nunca más a ser las mismas.

 

Continue leyendo

Columnistas

¿Y los concejales? Bien, gracias

Publicado

en

No caben dudas que Bahía Blanca está viviendo un fin de año sumamente difícil, producto del trágico temporal que azotó a la ciudad días atrás.

Luego de lo acontecido, la Municipalidad e importantísimas entidades locales como la Unión Industrial, la Corporación del Comercio y grandes empresas multinacionales, entre otras, encabezaron, como bien definió el intendente Federico Susbielles durante estos días, la reconstrucción de la ciudad.

Sin embargo, parece que ciertos actores no han tenido mucho protagonismo a lo largo de estas semanas. Ante esto, uno se puede preguntar. ¿Y los concejales? Bien, gracias. Porque, a excepción del oficialismo, los ediles de la oposición brillaron por su ausencia.

Si bien durante la última sesión extraordinaria, aprobaron en el recinto la declaración de emergencia climática, económica, social y sanitaria en la ciudad o la creación en el ámbito del HCD de la Comisión de colaboración y seguimiento de la situación de emergencia en el Partida de Bahía Blanca, los hechos ocurridos hubiesen requerido un mayor compromiso y más aun siendo los representantes de los vecinos de la ciudad.

Pero claro, son “carguitos momentáneos” de cuatro años y el oneroso salario está garantizado.

 

Continue leyendo

Columnistas

El gran desafío de Milei: unir un país atravesado por el odio

Publicado

en

Pasaron las elecciones y ganó lo que eligió la mayoría. El nuevo presidente del País es Javier Milei. Lo que se quería proteger se vivió en su máxima expresión: Esto es democracia. No hubo siquiera el olor a fraude tan anunciado como la Muerte de Santiago Nassar.

Pero al margen de liderar un estado, el Presidente Milei tiene que liderar una nación que está quebrada.

No voy a ganar caracteres en explicar la diferencia entre Estado y Nación porque creo, a estas alturas, que todos entendemos que si el Estado Argentino está quebrado, la Nación está partida en dos fragmentos de igual tamaño.

Esos dos fragmentos no son el odio y el amor, no son los que tenemos razón y los que están delirando ni mucho menos los que se equivocaron votando antes o después.

El post elección en las redes se llenó de “ahora no se quejen”, “Ahora se van”, “Cuando esto explote”, “Que terminen todos en cana” o el peor de todos “si votaste a tal, no me hablés más”. La intolerancia en su máxima expresión.

La grieta de la que se habló durante muchos años está más vigente que nunca y el gran desafió del presidente es tratar de abrazar a quienes no lo votaron, conquistarlos, seducirlos, ser su presidente tanto como de quienes le confiaron el sufragio.

Hubo un enorme porcentaje de personas que votaron “en contra” de la educación arancelada, la salud paga y otros puntos de la Plataforma ganadora.
Pero fue mayor el porcentaje que eligió a una persona que significa en sus mentes un “basta” a los bolsos de Lopez, a los botes de Insaurralde, las fiestas de Olivos o los vacunatorios VIPS.

La tarea es buscar QUE nos une a todos los Argentinos. Buscar en QUE nos parecemos, CUÁLES son los valores que mejor nos representan y CÓMO lograr que quiénes hoy no se animan a expresarte para no romper relaciones lo puedan hacer.

Quizá sea muy ingenuo de mi parte, pero creo que el problema de los Argentinos es tanto social cómo lo económico.

Nadie duda del 50 porciento de compatriotas bajo la linea de la pobreza, que a muchos les cuesta llegar a fin de mes y que durante muchos años hay personajes que, independientemente de sus colores, se llevaron más de lo honoroso a sus bolsillos.

Pero no poder hablar, no poder tolerar al que piensa distinto. Contar hasta 10 en una reunión de amigos nos oprime también.

El gran desafió del presidente Milei no es rescatar el Estado Argentino. Es rescatar la Nación Argentina. Seré el primero en empujar, el primero en criticar y el primero en agradecer si logra hacerlo.

Continue leyendo
Advertisement

Trending