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Es Juntos, pero no amontonados

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*Por Agustín Scotti

En medio de las internas políticas, la ciudadanía demanda liderazgos que generen confianza y credibilidad ante una crisis de representatividad.

Eventos aislados, puestos cronológicamente de una manera, dejaron en evidencia las diferencias en un camino que aparentaba ser invariable. Ese fue el caso del desayuno del martes pasado, donde las principales figuras del PRO tuvieron que reunirse para apagar una especie de brasa producto del fuego interno.

Una vez más, la ciudadanía termina haciendo de árbitro natural entre las diferencias políticas porque no es lo mismo visibilizar las ambiciones personales cuando las cosas andan bien, que mostrarlas públicamente cuando andan mal. En esta actividad no da lo mismo el cómo, cuándo y dónde.

En una clara percepción, la política y la cosa pública están dando un constante examen hacia la sociedad, el cual viene desaprobando en el último tiempo, y eso está instalado en la crisis de representatividad que muchos aquejan.

La política argentina necesita crear soluciones para los problemas que los ciudadanos tienen todos los días, a través de liderazgos que generen confianza, credibilidad y que prediquen con el ejemplo. Hoy más que nunca es momento de garantizarlas.

La falta de una receta alternativa al sistema actual va a seguir distorsionando aún más el hartazgo que se percibe, tanto por la sensación de que todos ejercen el poder solo por sus intereses, como por la incapacidad de resolver las necesidades básicas. Aún así, entiendo que una vez pasada la página, no se va a terminar la crisis de representatividad automáticamente.

Comprender que en los próximos años los espacios de toma de decisiones van a depender de aquellos que hoy observan desde otros roles implica conectar de manera más creativa con la gente para crear un proyecto común. Estamos en tiempos de fortalecer la unidad frente a una oportunidad de concretar el cambio con el que fue pensado el PRO en sus orígenes.

Nuestra generación tiene la tarea de cambiar estas formas de hacer política. Modificamos las reglas o lo que está establecido nos absorbe para así recaer en la práctica cíclica a la que ya nos tiene acostumbrados. Los jóvenes tenemos que ser el futuro en el presente y no el pasado en el presente.

Aunque existan chispazos momentáneos, sabemos que se producen bajo un manto de fuertes convicciones compartidas en nuestras bases partidarias. Si vamos a los hechos, se dieron muchas batallas en el último tiempo de manera abroquelada ante un kirchnerismo tóxico que todo este tiempo miró celosamente a la ciudad de Buenos Aires y a los municipios bonaerenses en los que el PRO logró hacerse cada vez más fuerte.

Tenemos los medios para lograr que la ciudadanía vuelva a confiar en la política. Sabemos para dónde vamos y lo que queremos para nuestro país. En 2023 es nuestra oportunidad de hacer historia y demostrar los valores que defendemos. Estemos juntos en la diversidad de pensamientos, no amontonados en el disenso.

*Presidente jovenes PRO PBA

Letra P

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Mediática y viral: la responsabilidad que nos toca a todos

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Partamos de la siguiente base. El caso Loan, además de figurar en el rubro policiales también pertenece a la categoría política. Teniendo en cuenta ese punto, es correcto que estas líneas figuren en este espacio. Y es que más allá de la aclaración, la mayoría de los ciudadanos entiende que en casi todos los casos policiales (de gran impacto) la política mete la cola.

También está claro que, en esta historia, todos tenemos diferentes responsabilidades a la hora de confeccionar el cuadro de situación que hoy nos deja este flagelo. No es lo mismo un legislador que un juez. Tampoco un policía que un periodista. Aunque todos aportamos algo. Para mal o para bien. “Cuando todos seamos superheroes, ya nadie lo será”, dice Mr. Increíble en la (gran) película “Los Increíbles”. Y algo de eso hay. Sobre todo para los nuestros. Los colegas. Los comunicadores.

Hace unos cuantos años, siempre se les pedía máxima responsabilidad a los periodistas en su trabajo cotidiano. Y es que eran (éramos) los encargados de darle a difusión a las noticias. De ahí la idea de chequear fuentes y revisar datos antes de publicarlos. Hoy el mundo cambió. El de la comunicación puntualmente. Pero el otro también. Por eso, en el auge de las redes sociales y la viralización, también algo de eso se le debería pedir a los ciudadanos.

Un reciente caso en nuestra ciudad, con escrache digital entre familiares de alumnos de una escuela local, llego hasta denuncias (en el aire) de intento de secuestro. Justamente apuntando a ese ejercicio de responsabilidad (periodística), se pudo chequear tanto en la órbita educativa como la policial que no había nada que hiciera sospechar que los hechos ocurrieron tal cual se deslizó livianamente.

¿Y entonces? ¿Qué hacemos? Con las víctimas, sobre todo. Y no me refiero al pobre infeliz del que muchos ya se saben la patente de su auto de memoria. Apunto al resto de la ciudadanía. Esa que, casi en un brote psicótico, se encargó de replicar lo más que pudo una denuncia que, evidentemente, no tenía la rigurosidad necesaria.

Sin embargo, releyendo el último párrafo, casi que se confunde el lugar que le toca a cada uno. ¿Víctima o victimario? Por qué los mismos que se alarmaron con un mensaje que tenía más ruido que nueces, estoy convencido que son los mismos que irresponsablemente (aunque sin advertirlo) contribuyeron a ese círculo vicioso ¿En que quedamos?

Casi que en nada, a decir verdad. Como en este episodio que es como tirar una trompada al vacío. La pregunta es si alguna vez la paja se separará del trigo. O al menos querrá hacerlo.

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Bahia Blanca y las alertas: ¿Le damos bola?

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Hay un antes y un después del 16 de diciembre de 2023. El temporal que azotó la ciudad y dejó el saldo luctoso de 13 personas marcó a cada uno de los bahienses.

Es importante destacar que las alertas se emiten para permitir a los vecinos tomar cuidados que nos permitan un resguardo de los acontecimientos climáticos.

Es que cada vez que sopla viento fuerte y en la ciudad es bastante normal, ahora nos tomamos la cabeza con suma precaución ¿Pero antes?

Según informes meteorológicos Bahía Blanca tuvo 15 alertas amarillas y dos alertas naranjas en 2023. Una de estas, la última fue la catástrofe.

Según el informe de PYP solo 2 personas de cada 10 toman recaudos en el pais con las alertas amarillas y los medios tienen mucho que ver.

“Es que muchas veces dicen que pasa y no pasa nada” fue una de las frases más escuchadas post temporal y de varios que tenían fiesta de egresados o encuentros que justificaron con esta frase para “No faltar”.

Los medios de información debemos de sostener que “cuando exista alerta la población deberá de resguardarse” y entender que 13 familias no volverán nunca más a ser las mismas.

 

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¿Y los concejales? Bien, gracias

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No caben dudas que Bahía Blanca está viviendo un fin de año sumamente difícil, producto del trágico temporal que azotó a la ciudad días atrás.

Luego de lo acontecido, la Municipalidad e importantísimas entidades locales como la Unión Industrial, la Corporación del Comercio y grandes empresas multinacionales, entre otras, encabezaron, como bien definió el intendente Federico Susbielles durante estos días, la reconstrucción de la ciudad.

Sin embargo, parece que ciertos actores no han tenido mucho protagonismo a lo largo de estas semanas. Ante esto, uno se puede preguntar. ¿Y los concejales? Bien, gracias. Porque, a excepción del oficialismo, los ediles de la oposición brillaron por su ausencia.

Si bien durante la última sesión extraordinaria, aprobaron en el recinto la declaración de emergencia climática, económica, social y sanitaria en la ciudad o la creación en el ámbito del HCD de la Comisión de colaboración y seguimiento de la situación de emergencia en el Partida de Bahía Blanca, los hechos ocurridos hubiesen requerido un mayor compromiso y más aun siendo los representantes de los vecinos de la ciudad.

Pero claro, son “carguitos momentáneos” de cuatro años y el oneroso salario está garantizado.

 

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