El vuelo chárter Airbus de Aerolíneas Argentinas acaba de aterrizar en Bali proveniente de París. El primer contraste entre la ciudad de Indonesia donde empezará el G-10 y la capital francesa es climático: 20 grados más de golpe. El segundo, folclórico: a Alberto Fernández, al ministro Sergio Massa y al canciller Santiago Cafiero los recibió un grupo de bailarinas muy alegres, con arreglos florales en la cabeza.
Fue un gesto de amistad por parte del gobierno de Indonesia, organizador de la cumbre en la que estarán representados los 20 países más poderosos del mundo. También estuvieron el Ministro de Turismo y Economía Creativa local, Sandiaga Uno, y el Director General de Información y Diplomacia Pública, embajador Teuku Faizasyah.
El Presidente, el súperministro de Economía, el embajador en Estados Unidos Jorge Argüello, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, el secretario presidencial Julio Vitobello y la portavoz Gabriela Cerruti llegaron a las 16.30 horas de Bali. En la Argentina eran las 5.30 de la mañana. Los esperaba un helicóptero para llevarlos hasta el hotel Meliá.
En las próximas 48 horas, Alberto Fernández, Sergio Massa y el resto de la comitiva argentina jugarán un póker global de reuniones, cenas y pasilleo. El objetivo de la troup será conseguir dólares, yuanes y clemencia del FMI.
La guerra en Ucrania y sus consecuencias inflacionarias serán el eje central del encuentro. Ahí Emmanuel Macron encabezará la cruzada para impulsar un alto al fuego. Alberto Fernández es un aliado estratégico del francés en esa causa.
La sociedad entre ambos quedó en evidencia en el Foro de la Paz de París: a lo largo de tres días de convivencia en la capital de Francia acumularon fotos, guiños y una bilateral en el Palacio del Eliseo. “Lo estoy por hacer peronista”, bromeó el argentino ante uno de sus funcionarios. Tras el retiro de la canciller alemana Ángela Merkel, Macron busca ocupar su lugar. El francés de 44 años quiere ser el líder de una Europa que empieza a ser la gran perjudicada de la extensión de la guerra.
Alberto Fernández le sumará un argumento al planteo: el de la desigualdad entre el norte y el sur del planeta. Las potencias no son las principales perjudicadas por la invasión de Vladimir Putin a Ucrania. Tanto la pandemia como la guerra afectan más a los países pobres o “en vías de desarrollo”. Según la FAO, el hambre alcanzará a 300 millones de habitantes que en su mayoría están en el Hemisferio Sur.
Pero la misión de Macron (y Fernández) no será sencilla. El presidente francés no cuenta con el peso específico de Merkel. Y algo mucho más determinante para desanimar la causa antibélica: “Mientras la guerra le convenga a Estados Unidos, a Rusia y a China, no hay demasiados motivos para que se frene”, aseguró con resignación y realismo político un funcionario argentino desde Bali.
Perdido por perdido, Macron lo intentará. Esta noche el francés será el anfitrión de una cena en la que participará Fernández, más representantes de Sudáfrica, México, India, Egipto y Senegal. Será una continuación de la cita que Macron organizó en septiembre pasado en el consulado francés en Nueva York.
LA AGENDA DE ALBERTO Y MASSA EN EL G20 EN INDONESIA
El G20 empezará oficialmente mañana. A las 9 de la mañana de Bali, se concretará la primera sesión plenaria de la cumbre. Serán tres en total. El encuentro debutará con un disparador elocuente: seguridad alimentaria y energética. Ahí Alberto Fernández dará su discurso central.
Después tocará el almuerzo de los líderes del G20 y la segunda sesión, con eje en la salud. A las 15.45 horas, Alberto Fernández participará de un encuentro organizado por Joe Biden, titulado ‘Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global’. Ahí, el presidente argentino intentará apurar el plan de infraestructura anunciado en junio pasado durante la cumbre del G7.
Se trata de un proyecto que, pese a haber sido dado por hecho en ese momento, quedó en un freezer global. Reunidas en Alemania, las 7 principales potencias anunciaron la creación de un gran programa de inversiones de 600.000 millones de dólares para países en desarrollo. De ese monto, los Estados Unidos de Joe Biden prometieron a destinar alrededor de un tercio.
El plan fue pensado como contracara de las obras de la Ruta de la Seda, financiadas por China. Envalentonado después de una performance digna en las legislativas de EE.UU., Biden podría reflotar el proyecto. Al menos eso pretende Fernández. También habrá representantes de la Unión Europea, Canadá y Australia.
Inmediatamente después, Fernández tendrá su bilateral más pesada. Serán 20 minutos de mano a mano con el presidente chino Xi Jinping. Ahí, Sergio Massa cumplirá el papel del policía malo, al reclamar una relación menos desigual con China.
El déficit comercial con la potencia asiática es de 8 mil millones de dólares por año. El acumulado desde 2013 alcanza los 57 mil millones de dólares. Massa llevará un menú de opciones para compensar ese desequilibrio hasta igualar la balanza dentro de 5 años.
El miércoles a las 11, el canciller Cafiero tendrá otra cita clave. Será con el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard. ¿Por qué será determinante ese encuentro? Por la apuesta argentina para que la Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco, ocupe la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo. Todesca Bocco está en Washington, cumpliendo las formalidades de su postulación para conducir el BID.
Pero de acá al 20 de noviembre, cuando se vote entre los integrantes del organismo, el objetivo argentino es que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador baje su aspirante al BID. Se trata de Gerardo Esquivel, actual miembro de la Junta de Gobierno del Banco Central de México.
Cerca del mediodía llegará otra reunión fuerte. La de la dupla Fernández-Massa con Kristalina Georgieva. Con la directora del FMI, Fernández repetirá su ruego para que el FMI perdone los sobrecargos a países deudores.
“Son mecanismos muy injustos que afectan a los países más castigados por las deudas. Y el caso de la Argentina es consecuencia de un endeudamiento absolutamente irresponsable. Ayer hablando con Macron le volví a plantear el tema. Le pedí que por favor Francia nos acompañe con el planteo. También Ucrania los está pagando. Este es un muy buen momento para que, como Kristalina Georgieva ha dicho públicamente más de una vez, los programas sean revisados a partir de la guerra”, anticipó Fernández en la entrevista que dio el sábado por la tarde en la embajada argentina en París.
Con gestión avanzada pero aún por confirmar, figuran bilaterales con el Príncipe Heredero de Arabia Saudita, D. Mohamed bin Salmán; el canciller alemán Olaf Scholz y el Presidente local de Indonesia Joko Widodo.
(Cronista)