La carrera por el sillón de Rivadavia trae aparejada una inmensa cantidad de gastos en logística y publicidad que tendrán un elevado techo fijado y que la Justicia electoral luego evaluará si se cumplió con el tope establecido.
El Código Electoral Nacional define a la campaña como “el conjunto de actividades desarrolladas por las agrupaciones políticas, sus candidatos o terceros, mediante actos de movilización, difusión, publicidad, consulta de opinión y comunicación, presentación de planes y proyectos, debates a los fines de captar la voluntad política del electorado, las que se deberán desarrollar en un clima de tolerancia democrática”.
En ese sentido, la norma aclara que “las actividades académicas, las conferencias y la realización de simposios no serán consideradas como partes integrantes de la campaña electoral”.
Afiches, publicidades en medios de comunicación, volantes, recorridas, viajes, estadías, comidas: para intentar ganar los comicios empieza a rodar una máquina política que demanda millones de pesos, que provendrán tanto de aportes públicos como privados.
Tras la publicación del cronograma para los comicios por parte de la Cámara Nacional Electoral, quedó confirmado que la actividad proselitista comenzará, en términos legales, el sábado 24 de junio (mismo día en que vence el plazo para inscribir candidaturas) y se extenderá hasta las 8 del viernes 11 de agosto, cuando iniciará la veda electoral.
De acuerdo a lo determinado por la Cámara Nacional Electoral (CNE) para este año, en esos 48 días previos a la veda antes de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) cada partido, alianza o confederación que presente precandidatos a la Presidencia podrá gastar hasta 1.006.448.910 pesos en la campaña: casi 21 millones de pesos por día.
Fuentes del máximo tribunal electoral subrayaron en diálogo con NA que el monto fijado es por espacio político y no por precandidato: es decir que si en un frente hay tres postulantes en las PASO, se deben conformar con los mil millones entre todos.
Una vez que la voluntad popular defina en las urnas quiénes serán los hombres y mujeres que se disputarán la Presidencia, la campaña de cara a los comicios generales se iniciará el sábado 2 de septiembre y se extenderá hasta el viernes 20 de octubre.
A lo largo de ese plazo, el monto establecido para las actividades proselitistas se duplicará y ahí sí ya será para cada fórmula presidencial: los candidatos a la Casa Rosada podrán gastar hasta 2.012.897.820 pesos (casi 42 millones de pesos diarios).
En caso de que ninguna de las propuestas electorales alcance los números necesarios para consagrarse en primera vuelta, las dos fórmulas más votadas deberán disputar el balotaje estipulado para el 19 de noviembre.
Para esas dos fórmulas, el tope de gastos de campaña de cara a la segunda vuelta será de 1.006.448.910 pesos.
A la hora de rendir cuentas a la Justicia electoral, cada espacio político deberá presentar informes contables sobre los ingresos recibidos y los gastos realizados, que deberán contar con la firma de los dos responsables financieros y del eventual tesorero. (NA)