El cambio en la titularidad del Ministerio de Justicia de la Nación es un hecho. La actual ministra, Marcela Losardo, deja su cargo y en medio de las versiones de quién ocuparía el puesto, surgió Martín Soria.
El diputado nacional Martín Soria, oriundo de Río Negro e hijo de Carlos Soria, ex gobernador de Río Negro y que fuera titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado durante la gestión presidencial de Eduardo Duhalde, sería el reemplazo de Losardo.
El jefe de Estado viajó este sábado a Mendoza, para la Fiesta de la Vendimia, donde se vio con el gobernador radical Rodolfo Suarez, y la senadora nacional kirchnerista Anabel Fernández Sagasti. Allí, a través de su teléfono, terminó de cocinar la definición del cambio en Justicia. Esta salida se puede parangonar con el pedido de renuncia a Ginés González García: Alberto corre a quien fuera su socia jurídica de toda la vida y una amiga personal.
Losardo deja en las próximas horas el Ministerio de Justicia. No se sabe aún si una actividad que tenía en agenda para el próximo lunes la encabezará o si ya será terreno de quien sería su sucesor: el diputado kirchnerista Martín Soria, de fluida relación con el Instituto Patria e interlocutor de los más allegados a Cristina en los temas judiciales, como son el senador Oscar Parrilli y el diputado nacional Leopoldo Moreau.
Soria mantiene también una asidua relación con Alberto Fernández. “El Presidente tiene muy buen concepto de Martín. Lo de Marcela es una etapa terminada”, aseguró a Clarín un ministro nacional.
Parte de ese vínculo es que el rionegrino es quien puso más energía en las denuncias contra el presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Gustavo Hornos, a quien el kirchnerismo quiere sacar de ese puesto, por las reuniones que mantuvo con el ex presidente Mauricio Macri. “Lo del juez Hornos con Macri es vergonzoso y obsceno”, señaló esta semana.
Dijo que Hornos “formaba parte de la mesa judicial de Cambiemos. Y sumó: “La Casa Rosada fue la sede oficial del lawfare durante el macrismo”, indicó Soria, en una frase que fue música para los oídos de Cristina Kirchner.
(Fuente: Clarín y Bahía Política)