Por Andrés Lavaselli
El rechazo en el Senado del proyecto de Ficha Limpia, una iniciativa sobre un tema tan sensible para el anti-kirchnerismo como la corrupción, pareció terminar de detonar la relación entre Javier Milei y Mauricio Macri, que cruzaron acusaciones y reproches en público como nunca antes. Pero ese clima de ruptura pública, instalado a una semana de la estratégica elección porteña, contrasta con el sigiloso avance de las negociaciones con vistas a un entendimiento en la Provincia, donde también se produjeron novedades en el otro sector clave de la oposición: el radicalismo.
“La verdad que el nivel de agravios hacia el PRO, hacia Silvia (Lospennato) que en este caso nos representa, la verdad que es inaceptable”, dijo Macri en una recorrida de campaña junto a su candidata. Se refería a la calificación de “mentirosa” que le endilgó Milei a la diputada, autora del proyecto que podría haber dejado a Cristina Kirchner sin chances de candidatearse este año. La diputada había culpado al Presidente de acordar bajo cuerda con el caudillo misionero Carlos Rovira para que la Ficha Limpia naufrague, mientras en público se indignaba por el fracaso.
Los indicios de doble juego libertario, quienes nunca quisieron el proyecto y prefieren a Cristina en el escenario para polarizar, son abrumadores, aunque pruebas irrefutables no hay ni habrá. En todo caso, en lo inmediato lo importante es otra cosa: ¿alcanzará lo ocurrido para impulsar a Lospennato en las preferencias de los porteños? Hasta ahora aparece tercera en la mayoría de las encuestas, detrás de Leandro Santoro y de Manuel Adorni, el candidato que puso Milei para darle un golpe de KO a PRO en su distrito emblemático y, de ese modo, empezar a resolver de modo definitivo el liderazgo de la derecha argentina. La importancia estratégica de ese objetivo es lo que explica la virulencia de la pelea, más allá de indignaciones de tono honestista.
Pero hay otra deriva del episodio, capital desde el punto de vista bonaerense. Macri dejó entrever que la pelea podría voltear la posibilidad de un acuerdo electoral en la Provincia. “Esto ha complejizado aún más el intento, que por ahora es solo un intento y que no se había logrado avanzar en absolutamente nada”, fueron las palabras que usó. Para muchos, eso significa que bajó el pulgar. En el peronismo, envuelto en su propia pelea irresuelta, incluso celebraron celebraron: “Con que ellos vayan divididos a nosotros nos alcanza”, se sinceró un dirigente de trato diario con Axel Kicillof, aunque algunas encuestas indican lo contrario.
Lo importante que es para el capítulo bonaerense Macri podría haber actuado una distancia que no existe. Es que varias fuentes coinciden en que Cristian Ritondo, el negociador validado por ambos sectores, tiene avanzado un entendimiento con los libertarios. Para lograrlo, antes se concretó un movimiento clave: “Mauricio le permitió al ´cabezón´ una autonomía importante, si no era imposible”, explicó a DIB una alta fuente de PRO. El contenido de lo hablado se guarda bajo siete llaves, sobre todo porque el resultado porteño podría modificar cláusulas en provincia según quién salga fortalecido de esa elección. Pero asoma una certeza: la Casa Rosada no cede en su objetivo de que en las urnas haya una boleta violeta. Es decir, que no se cree una identidad nueva. Significa que no habría un frente electoral, sino que LLA llevará a algunos amarillos en su papeleta.
Mientras, se agita la posibilidad de nuevos pasos a La Libertad Avanza. En Casa Rosada consideran que Diego Santilli y Maximiliano Montenegro, el intendente de General Pueyrredón, son ya libertarios. Pero deslizan que podrían dar el salto formal antes de cierre de listas, que opera el 19 de julio. Santilli escuchó en las últimas horas otro pedido libertario: retirar del bloque PRO de Diputados en la Provincia a los legisladores que le responden. En principio serían cuatro los que pegarían el portazo, en otra señal inequívoca de acercamiento a los violetas.
En capas más profundas, el tejido bonaerense da pistas de mutaciones en los liderazgos internos. ¿Quién es el interlocutor de Ritondo? Sebastián Pareja es el presidente del partido LLA, mano derecha de Karina Milei para el territorio. Pero Pareja está salpicado por las denuncias de corrupción en PAMI y duramente enfrentado a Santiago Caputo, que tomó el control de la obra social a través del ministro de Salud, Mario Lugones. Llamó la atención por eso algunos nombramientos en ese organismo de dirigentes que responden a Ritondo. ¿Es solo una demostración de que las conversaciones avanzan o el asesor aprovecha el desgaste del delegado de Karina para avanzar sobre él? Caputo quiere asegurar lugares en las listas para los dirigentes de si riñón, agrupados en Las Fuerzas Del Cielo. Y para eso viene tensando con Pareja. Por momentos, el clima roza lo tragicómico: el miércoles, Pareja presentaba al periodista partidario de Boca Daniel Mollo como su hombre en San Martón. En pleno acto, cuando lo oligiaban, le cayó encima un baldazo de agua. Hay quien cree que fue una muestra del ácido sentido del humor de alquien con despacho en la Casa Rosada.
El veto cruzado
Mientras, el radicalismo esquivó la intervención del partido con un acuerdo de “cogobierno” entre el oficialismo y la oposición –Maximiliano Abad y Martín Lousteau- que en la práctica pospondrá para más adelante la resolución de la elección de sus autoridades, que terminó judicializada. Quiere decir que la definición de la oferta electoral de este año se hará bajo los términos de este entendimiento, que tiene una característica esencial: ambos sectores tienen poder de veto sobre una alianza con otras fuerzas que involucre formalmente al partido, al menos a nivel provincial.
Fuentes de ambos sectores dijeron a DIB que se abre un periodo de negociación interna intensa, y valoraron que el acuerdo “sacó al radicalismo de una suerte de parálisis política” en que lo había sumido la elección irresuelta. Pero a la vez admitieron que no resuelve lo esencial: la diferencia de miradas sobre el proceso electoral. En la UCR hay legisladores, intendentes y concejales; algunos quieren un acercamiento a los libertarios, otros prefieren un acuerdo con PRO –o con la parte de PRO que eventualmente no cierre con Milei- y hay quien cree que es el momento de afirmar la identidad propia. Esa dispersión contrasta con la alta exigencia de consenso que dispone el acuerdo de cogobierno. Aunque, claro, eso no excluye la posibilidad de entendimientos que no involucren al sello partidario.
Entre paréntesis
Ese frenesí internista coincidió con una distensión de los cruces públicos en el peronismo. ¿Significa que se aproximan a un acuerdo por las listas? No, tal vez todo lo contrario: quiere decir que no se registraron conversaciones significativas al respecto. Ni la novedad de que Cristina podrá presentarse si lo prefiere a candidata a diputada nacional –salvo una intervención de la Corte- agitó el avispero. “Es mejor que se presente, el problema es cuando no quiere ser candidata pero a la vez sí controlar el armado”, dicen en un despacho de Gobernación.
Kicillof buscará en ese contexto sacar la guerra por el poder del centro de su agenda y centrarse en la gestión. El impacto en el humor social de aquel enfrentamiento en la opinión pública es la razón de fondo. El punto de partida será la doble jornada legislativa del lunes: si como todo indica allí se aprueba la extensión de los plazos electorales, el gobernador lo tomará como el cierre del proceso de preparación de la elección de septiembre.
La vista ahora está puesta en el próximo desafío: resolver la paritaria estatal, que viene más trabada que nunca, preanuncio de un segundo semestre que puede ser exigente en materia de financiamiento. “Está lejos un acuerdo”, coinciden en el gobierno y los gremios. El Ejecutivo ofertó una suba del 4% en mayo y 3% en julio, desdoblamiento que busca atemperar el impacto en el pago del medio aguinaldo. Desde los sindicatos creen que es totalmente insuficiente y prefieren acordar una suba mayor para mayo y dejar abiertas las conversaciones. (DIB)