El estallido del escándalo de los “audios de las coimas” -la filtración que revela un presunto entramado de corrupción que implica de modo directo a Karina Milei-, a solo dos semanas de las elecciones del 7 de septiembre, abrió un interrogante central para el futuro inmediato de la política bonaerense: ¿se trata de un “cisne negro” con capacidad de incidir de modo directo en el resultado de las urnas o será apenas un caso más de alto impacto mediático que se diluye con el correr de los días?
Una investigación de la consultora Ad Hoc registró un primer impacto negativo en un territorio en el cual los libertarios juegan de local, la red X. En las primeras 72 horas tras la publicación de los audios, hubo allí 243 mil menciones negativas a Milei, un pico que superó incluso al del último discurso en Davos. Es un proceso de pérdida de centralidad que ya se venía dando, pero que ahora aparece acelerado. Aun no hay relevamientos completos por fuera de las redes, pero varios consultores que trabajan en ellos adelantan que la respuesta podría ser similar.
Aunque todo es especulativo por ahora, una de las hipótesis que circula es que ese impacto se podría traducir en un rechazo de simpatizantes libertarios, que finalmente decidan no ir a votar. Pero no en un traslado de votos a Fuerza Patria, aunque por perfil ideológico algún desencantado pueda optar por alguna tercera fuerza, como HECHOS o Somos. En un contexto en el cual la participación ya se preveía baja, sería de todos modos un beneficio -indirecto- para el peronismo, que tiene a sus 84 intendentes trabajando a pleno para movilizar el aparato territorial.
Como estrategia para motivar el voto anti peronista o porque realmente lo cree, Milei venía abriendo el paraguas ante una eventual derrota en la elección bonaerense. Es lo que se oculta tras la repetida frase de que esos comicios marcarán “el piso para LLA y el techo para el peronismo”. El caso de las coimas tiende a dar verosimilitud a esa narrativa. Como fuere, nadie imagina una elección con gran diferencia para nadie. Pero si lo que aumenta es la abstención, el aparato del PJ, que tradicionalmente explicó hasta 3 puntos de una elección provincial, podría ser determinante.
Peleados pero juntos
Si es verdad que la potencial pérdida de apoyo de LLA no la capitalizaría Fuerza Patria, al menos en el plano de campaña el escándalo ayudó al peronismo a ocultar desavenencias que son más que evidentes. No solo porque cada sector parece atender su propio juego, sino porque La Cámpora insiste con las críticas a Axel Kicillof. Lo hizo el propio Máximo Kirchner en un acto en Quilmes, en el que se quejó de un trato inequitativo de la Gobernación a esa ciudad, gobernada por Mayra Mendoza, respecto de La Plata, en manos de Julio Alak, alfil del gobernador.
Pero en paralelo a ese discurso, revelador de las tensiones que persisten en la medida en que se produce en un momento tan poco propicio para el internismo como es la campaña, podría haber un acuerdo en ciernes. ¿El objetivo? Blindar el presupuesto bonaerense 2026, luego de que la provincia se quedara sin el de este año. La lógica es acelerar para antes de diciembre, ya que aun si no les va tan bien en septiembre, LLA estará después de las elecciones más cerca de los dos tercios necesarios para trabar la mayoría calificada de dos tercios que requiere ese proyecto.
La clave de la negociación -Verónica Magario ya planea una sesión para después del 7 de septiembre- es incluir la demorada renovación de la Suprema Corte provincia l, lo que podría aceitar las voluntades. El esquema de partida es el reparto de las cuatro vacantes existentes entre el camporismo, el kicillofismo y el massismo, con un sillón que podría quedar para el radicalismo. El quiebre del bloque de senadores de ese partido podría ser la lleve de los dos tercios, una jugada para asegurar el reparto sin incluir a los libertarios.