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Cristina Kirchner volvió a saludar desde el balcón y recibió a Juan Grabois y Ofelia Fernández

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La ex presidenta Cristina Kirchner volvió a saludar este sábado a la militancia desde el balcón de su departamento ubicado en el barrio de Constitución, y recibió al dirigente social Juan Grabois y la ex legisladora porteña Ofelia Fernández, quienes marcharon desde Parque Lezama para respaldar a la ex mandataria.

La titular del PJ utilizó –por quinto día consecutivo– el histórico símbolo del peronismo para conectar con los militantes, mientras espera presentarse el próximo miércoles en Comodoro Py para ser detenida por el tribunal federal.

Durante la tarde de hoy se produjeron diversas manifestaciones de afecto hacia la ex vicepresidenta por parte de las personas que se acercaron a apoyarla en los días previos a que tenga que comparecer frente a la Justicia.

Pero la particularidad de la jornada pasó por la movilización desde Parque Lezama a la calle San José que realizó Grabois, junto a representantes de su fuerza política, Argentina Humana (AH), espacio que nació cuando el dirigente social fue candidato a presidente en 2023.

Tras la marcha, el dirigente de los movimientos sociales fue recibido por la ex jefa de Estado en su departamento, en un encuentro donde también estuvieron presentes Ofelia Fernández; y los diputados nacionales Itai Hagman y Natalia Zaracho.

Las muestras de aprecio se dieron después de que organizaciones políticas, sindicales y sociales definieron ayer acompañar a la ex presidenta el miércoles para “garantizar” que la ex mandataria “vuelva a su domicilio”, luego de cumplir con la manda judicial prevista para el 18 de junio.

“Nuestro día no termina hasta que Cristina no esté en su casa”, indicaron las organizaciones en referencia al pedido de CFK para cumplir prisión domiciliaria tras el fallo de la Corte Suprema en la causa Vialidad.

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Reforma laboral: entre el eterno loop de la CGT con sus protestas y un gobierno que arrincona al sindicalismo dialoguista

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En poco más de 2 años de gobierno de Javier Milei, la CGT hizo 4 movilizaciones y 3 paros generales. ¿Le servirá seguir movilizándose y parando el país para frenar la reforma laboral? Aunque la respuesta es previsible, el sindicalismo está en un loop eterno que termina siendo una trampa de la que no quiere, o no puede, salir.

Las protestas no modificarán el destino del proyecto oficial, así como tampoco consiguieron cambiar medidas resistidas por la CGT en otros gobiernos. Pasó demasiado tiempo desde aquel 1975 en que la poderosa UOM de Lorenzo Miguel logró, a fuerza de paros y marchas callejeras, que Isabel Perón aceptara homologar una paritaria que superaba el tope oficial, y esa presión incluso logró que renunciaran José López Rega y su protegido, Celestino Rodrigo, ministro de Economía.

Este sindicalismo de hoy, obviamente, no es el de antes. El 45% de empleo informal hace que la CGT represente muchos menos trabajadores que antes. Y aun los que están bajo el paraguas cegetista tampoco son aquel “ejército” disciplinado y verticalista de los años 70. Muchísimos trabajadores que están afiliados a un sindicato no votaron al candidato que proponía su líder sino a alguien como Javier Milei, lejano al peronismo.

Sin capacidad de presión, sobre todo porque perdieron el inmenso poder de otra época, los gremialistas hacen lo que pueden. Si el lema que acuñó el prócer metalúrgico Augusto Timoteo Vandor fue “golpear para negociar”, y le resultó exitoso para alcanzar sus objetivos, el gremialismo actual no puede golpear ni negociar.

Y no porque no quiera. Esta CGT que nació el 5 de octubre pasado tiene un sesgo más dialoguista que la anterior. Sobre todo porque no tiene ni rastros de Pablo Moyano, ese dirigente tan irreductible que terminó siendo apartado por su padre, líder del Sindicato de Camioneros.

Pero se enfrenta a un gobierno que tampoco puede -o quiere- negociar y que lo mejor que hace es golpear, incluso a aliados (como el PRO, por ejemplo) o a una CGT que se proponía dialogar para alcanzar acuerdos.

Javier Milei desaprovechó la oportunidad de fortalecer a sindicalistas de vocación dialoguista abriéndoles la puerta a una negociación sobre la reforma laboral (sin la simulación del consenso en el Consejo de Mayo) y, en cambio, convirtió en duros a los moderados les dio más aire a los irreductibles del estilo de Pablo Moyano.

Hay ejemplos sobre cómo el hecho de privilegiar a dirigentes dialoguistas puede redundar en beneficios para todos, en particular para los propios trabajadores. Lo conocen de cerca, por ejemplo, los 5000 empleados del centro de distribución de Mercado Libre en La Matanza: hace 5 años, el Sindicato de Camioneros bloqueó los accesos a esos depósitos en reclamo del encuadramiento sindical de los trabajadores, que estaban afiliados a la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga.

Pero el gremio que dirigen Daniel Vila y su hijo Gustavo resistió durante años el hostigamiento moyanista y en marzo pasado ganó la batalla en la Justicia, donde la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ratificó la validez del convenio colectivo de trabajo, cuestionado por el gremio de Camioneros porque era “flexibilizador”.

Hoy, mientras Moyano acaba de firmar un bono de 35 mil pesos, el sindicato de los Vila acaba de lograr un bono de 410 mil pesos para los trabajadores de Mercado Libre, que tienen un sueldo inicial de 2,2 millones de pesos.

Curiosamente, Milei arrinconó ahora a los sindicalistas más negociadores que predominan en la CGT aun sabiendo que quizás era mejor llegar a algún tipo de acuerdo. La lección que dejó la Ley Bases podría haber servido para que se corrigiera la estrategia actual: en aquel momento, el Gobierno terminó accediendo a eliminar 42 artículos del capítulo laboral de ese proyecto para poder garantizar la aprobación parlamentaria.

Este jueves, gracias al traspié oficial con el Presupuesto 2026, el proyecto de reforma laboral logró tener dictamen, pero su debate se postergó al 10 de febrero.

La CGT lo festejó como un triunfo de su lobby entre los gobernadores, pero sólo ganó tiempo. Todavía se espera que la central obrera difunda la contrapropuesta de reforma laboral que dijo haber elaborado para negociar con el Gobierno. Aun así, haber ganado tiempo es importante: los sindicalistas confían en que, hasta que el proyecto llegue al recinto en el Senado, podrán eliminar o atenuar artículos que ponen en jaque su poder.

Hay negociaciones subterráneas mientras en la superficie se mantiene la formalidad de la pelea. El ministro Federico Sturzenegger defiende los artículos de la reforma laboral más ásperos hacia el gremialismo, pero la CGT recurre a los interlocutores más políticos del Gobierno como el asesor presidencial Santiago Caputo y los Menem (Martín, titular de la Cámara de Diputados, y Lule, de la Secretaría General de la Presidencia).

En el camino hacia la última versión de la reforma laboral, el ala política de la Casa Rosada aceptó sacar o suavizar algunos puntos de proyecto, aunque quedaron muchas propuestas que son indigeribles para el sindicalismo. ¿Fueron incluidas para ser sacrificadas en una negociación? Es la impresión que tiene la CGT.

El Gobierno se manejó de manera extraña ante la reforma laboral. Podría haber aprovechado su incidencia mediática para hacer campaña en favor de los artículos del proyecto que podrán mejorar la situación de los trabajadores. O, al revés, para castigar a la CGT exponiendo ante la sociedad cómo la cuota solidaria le saca una tajada del sueldo a los trabajadores sólo para engrosar las arcas del sindicato y a veces en una proporción elevada (desde septiembre, por ejemplo, SMATA recibe un 4% de la remuneración de cada trabajador del sector automotriz). Pero no hizo ninguna de esas dos cosas que podrían haberlo beneficiado.

Ahora, se perfila una batalla contrarreloj entre dos partes que no pueden o no quieren negociar. Los que siguen esperando son los trabajadores informales, los formales y, sobre todo, los que no tienen trabajo.

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Grabois volverá a hacer la Navidad solidaria con una cena para 5.000 personas en situación de calle

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“La marginalidad no es una patología individual, es una enfermedad social”.

“El loco, el marginal, el excluido, no son el problema: son el emergente de una sociedad enferma”.

“Cuando una sociedad expulsa, después encierra o reprime a los que expulsó”.

“El Estado llega tarde: primero abandona y después castiga”.

Las cuatro frases pertenecen a Alfredo Moffatt, un referente de la psicología social crítica, la salud mental comunitaria y el trabajo con sectores excluidos y vulnerables. Las definiciones del seguidor del médico psiquiatra Enrique Pichon-Rivière se aplican a la perfección a la acción solidaria que se realizará en la Plaza de los Dos Congresos, frente al Palacio Legislativo, el miércoles 24 de diciembre.

La consigna es simple y contundente: “Ninguna familia sin Navidad”. Pero detrás de esas palabras hay un despliegue enorme que, una vez más, busca transformar la noche más simbólica del año en un abrazo colectivo de abrigo, afecto y dignidad.

A partir de las cinco de la tarde, uno de los principales epicentros políticos del país se convertirá en una mesa gigante a cielo abierto, preparada para recibir a 5.000 personas en situación de calle y familias sin techo. La iniciativa, impulsada por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), celebra su novena edición, aunque este 2025 llega atravesada por un contexto social más duro.

Quienes organizan la jornada lo dicen sin rodeos: la calle está cada vez más hostil y son cada vez más las familias que, quizás por primera vez, enfrentan una Navidad sin un techo donde refugiarse.

El año pasado fueron unas 4.000 las personas que compartieron la cena; esta vez, la expectativa creció de manera significativa y obligó a redoblar esfuerzos.

Desde temprano, la plaza comenzará a mutar. Donde habitualmente se cruzan discursos, protestas y debates legislativos, se desplegará una escena distinta: mesas largas, guirnaldas, música y una marea humana que, en pocas horas, convertirá el espacio público en el patio de una familia enorme.

Mientras dentro del Palacio Legislativo todavía resuena el impacto por intentar derogar dos leyes sensibles: la de emergencia en discapacidad y de financiamiento universitario, y la “reforma laboral” que impulsa el gobierno de Javier Milei, afuera se construirá una respuesta concreta desde la comunidad organizada.

El objetivo de la cena navideña no es asistencialista, sino profundamente humano: que el brindis sea un derecho y no un privilegio, que nadie pase la Nochebuena en soledad.

Para eso, más de 1.000 voluntarios ya se capacitaron y se preparan para sostener una jornada que va mucho más allá de servir un plato de comida. “No le vamos a resolver la vida a nadie, pero esperamos que sea una noche distinta”, repiten desde la organización, conscientes de los límites, pero también del enorme valor simbólico del encuentro.

La propuesta apunta a restituir dignidad en todas sus formas. Desde la tarde habrá duchas móviles, un sector de peluquería, maquillaje y manicuría, y postas de salud, servicios básicos que la calle suele negar y que permiten recibir la Navidad con otro ánimo. Para las infancias se montará un espacio exclusivo con inflables, peloteros y actividades recreativas, y cerca de la medianoche llegará uno de los momentos más esperados: la aparición de Papá Noel, que repartirá juguetes para que ningún chico se quede sin regalo.

La cena contará con un menú de tres pasos —entrada, plato principal y mesa dulce— elaborado por más de 50 cocineras socio-comunitarias, las mismas mujeres que durante todo el año sostienen las ollas populares en los barrios más postergados del país y muchos de los cuales dejaron de ser asistidos por el Estado Nacional. La noche estará acompañada, además, por bandas en vivo y artistas que pondrán su talento, su música, su compromiso social, que busca ser, ante todo, un abrazo colectivo.

Detrás de la logística se articulan figuras que, desde el sector de la economía popular, impulsan la novena luna navideña. Entre ellos destacan Sergio Sánchez, Juan Grabois, Natalia Zaracho, Fernanda Miño, Mariana González, Itai Hagman, entre otros dirigentes del bloque social.

La difusión del evento, explican, no apunta solo a convocar, sino también a sumar donaciones y voluntades: los vecinos y vecinas en situación de calle ya conocen la cita y no necesitan invitación formal.

En tiempos marcados por el “sálvese quien pueda”, la Navidad en el Congreso vuelve a encenderse como un faro de comunidad. Una mesa larga, un plato caliente y la convicción de que, incluso en medio de la crisis, es posible construir una sociedad donde nadie quede afuera. Una noche distinta, para recordar que la dignidad también se defiende compartiendo.

En línea con el pensamiento de Alfredo Moffatt, los excluidos son aquellos que el sistema deja afuera, no porque no existan, sino porque nadie los mira.

El jueves pasado, en un repleto Estadio José Amalfitani, el talentoso cantautor Milo J interpretó “El Invisible”, una notable poesía cargada de imágenes de la realidad social argentina que escribió junto a Cuti y Roberto Carabajal.

En una de sus más sentidas estrofas expresa:

“Sueño con un sueño

Que me está prohibido

Soy el invisible

El que nunca ha sido”

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Cristina Kirchner y Kicillof se enfrentan por el futuro del PJ Bonaerense con una incertidumbre: internas o unidad

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“¡Gracias compañeros y compañeras por lo del PJ de hoy!”. El mensaje que Axel Kicillof envió al grupo de WhatsApp del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que integran intendentes y dirigentes que promueven la figura del gobernador, destacó que su sector logró hacer un poco de mella en la renovación del Partido Justicialista.

La decisión de que se renueven las autoridades el próximo 15 de marzo abre un nuevo escenario en la discusión interna del espacio. Aunque tanto desde el sector de la ex presidenta Cristina Kirchner -quien transita la prisión domiciliaria en el marco de la causa Vialidad- como los referentes de Kicillof plantean que buscarán un esquema de unidad para llegar a esa fecha, lo cierto es que subterráneamente la desconfianza es total. Se evidenció en lo que fue el proceso de este viernes en la reunión del consejo del partido en Malvinas Argentinas.

Son varios los actores involucrados en la discusión, entre intendentes de La Cámpora, otros que buscan hacer equilibrio entre ambos bandos, el espacio de Kicillof con posiciones que varían en el nivel de beligerancia y en el medio de todo los tiempos electorales de carácter interno.

Hubo un principio de acuerdo este viernes. Fue básicamente pactar una fecha. Si bien desde el espacio de Kicillof optaban porque fuera más entrado el mes de abril, lo cierto es que con esos plazos y ya con el mandato de Máximo Kirchner caducado —venció el jueves pasado— y el consejo del partido en el mismo camino, se corría la chance de una intervención judicial. Los días previos hubo conversaciones entre ambos sectores para que este viernes se ponga sobre la mesa una fecha. Uno de los que medió fue el intendente de Lomas de ZamoraFederico Otermín. Aunque ahora nadie se anime a arriesgar nombres, el lomense es uno de los que suena. Otra es la vicegobernadora, Verónica Magario. En su momento, Kicillof pensó en el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque.

En el MDF están dispuestos en ir a una contienda interna. De hecho, este viernes “festejaron” haber conseguido “las claves digitales” para poder cargar afiliaciones propias en caso de disputar una elección. El visto bueno de esas afiliaciones deberán pasar por el congreso partidario; el mismo lo preside el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, uno de los negociadores de Kicillof.

Aunque en La Plata adviertan que el mandatario está algo corrido del devenir partidario, Kicillof sigue de cerca lo que sucede. De hecho, este viernes a la reunión del consejo asistió la Secretaria General del Gobierno, Agustina Vila. Fue una enviada directa. Su presencia fue para ampliar la integración de los apoderados. Sin embargo, no pudo ser posible porque no estaba afiliada al PJ. En su lugar se incluyó a una funcionaria de su área: Sol Berriel.

En el cristinsimo admiten cierta falta de praxis de parte del sector de Kicillof. Es que el otro postulante para ser apoderado, Mariano Díaz Ordoñez, del peronismo de La Matanza, tampoco estaba afiliado al partido.

Cerca de Kirchner aseguraron a Infobae que “se va a seguir trabajando para llegar una lista de unidad”. “De nuestro lado está toda la predisposición”, aclararon.

Otro de los negociadores de Kicillof habló con este medio tras la reunión y aclaró que hoy por hoy “no hay una situación de unidad”.

“Podemos intentar lograrla, no es un tema de ‘queremos la unidad, seamos buenos’: estamos discutiendo que tiene que cambiar la lógica”, sumó el dirigente del MDF.

En ese cambio de lógica, lo que asoma es que el sector de Kicillof quiere un respaldo orgánico y constante del PJ bonaerense a la gestión y construcción hacia el 2027; es decir, ya con proyección nacional.

A partir de ahora se trabajará casi en tiempo récord para cargar afiliaciones. También podría darse una reunión del congreso partidario para plantear la nueva integración de la junta electoral. Ese encuentro sería de carácter virtual.

Será un verano en el que las negociaciones internas seguirán casi como durante todo el 2025, cuando hubo que acordar listas para las elecciones provinciales y nacionales.

Por lo pronto, el lunes Kicillof reunirá a los principales dirigentes del Movimiento Derecho al Futuro para hacer un cierre de año y con proyecciones para el 2026, en el que el mandatario empezará a buscar una expansión de su espacio a otras provincias. La reunión será en el camping del Sindicato de Obras Sanitarias de la provincia de Buenos Aires (SOSBA) en la ciudad de Ensenada.

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