Por Andrés Lavaselli
De la retórica de la unidad deseada (pero sin diálogo político que la sustente) a las advertencias sobre la eventualidad de una derrota (con atribución de culpas al adversario). La persistencia de la pelea entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner produjo una mutación en el discurso del peronismo, que se torna significativa a 49 días del cierre de listas. ¿Y su la ruptura finalmente se produce y van separados a la elección? La respuesta a ese interrogante no solo interesa al oficialismo: por fuera del acuerdo LLA-PRO hay toda un ala de la oposición cuya estrategia depende de la deriva de la interna oficialista.
El hecho político más importante de la semana en el peronismo lo produjo Kicillof: el lanzamiento formal de su propio espacio, el Movimiento Derecho al Futuro. Pero puesto en contexto, no fue más que el último fotograma de esa película del desencuentro en que se transformó la vida interna de Unión por la Patria. Mientras el gobernador hablaba en La Plata, Máximo Kirchner soltaba su propio discurso a unos 50 kilómetros de distancia, en un acto en Lomas de Zamora. Los dos criticaron a Milei, pero se ignoraron olímpicamente entre sí. Ningún dirigente de un lado de la grieta se asomó a la actividad del bando contrario. Caminos separados.
Aunque evitó frases altisonantes, el acto le sirvió a Kicillof para dejar en claro dos cosas básicas, pero muy importantes. 1) Al lanzar la convocatoria a un frente de unidad que exceda a UxP sin pedirle permiso a Cristina, asumió un rol reservado al “conductor” de un espacio. Se asumió, así, como jefe. El desafío quedó reforzado con una fórmula: “discusión no es un lugar en las listas, es un lugar en la historia”. 2) Cuando señaló “cada día somos más” hizo algo más que marcar qué polo del peronismo es el más vital: deslizó que, hoy, el sector mayoritario de esa fuerza política es el que juega con él. (Un detalle: en la jornada de debate previa al acto participó Mariano Cascallares, intendente de Brown. Breve historia: en 2023 Máximo y Martín Insaurralde le habían prometido la presidencia de Diputados, pero al final se la dieron a Alejandro Dichiara Un dato: el kicillofismo suma un actor clave en la tercera sección, en la que, se supone, competirá CFK).
Si se abre un poco más el angular, en la imagen ingresan otros hechos que atravesaron ese acto. El más importante fue la advertencia de que el desdoblamiento electoral “le quita fuerza al proyecto nacional”, como dijo la senadora Teresa García, de estrecha relación con Cristina. En La Plata creen dos cosas: 1) De mínima: el kirchnerismo supone que LLA podría ganar y ahora para ellos reducir daño es culpar a Kicillof del resultado. 2) De máxima: el kirchnerismo prefiere perder, porque eso saca de la cancha a Kicillof, mientras que la carta de una postulación en 2027 seguirá dando aire político a Cristina.
Esos temores están detrás de la casi tangencial alusión del gobernador a las derrotas del peronismo en los las legislativas de los últimos 20 años, que se realizaron, y este es el punto, en el formato que ahora se llama “concurrente” y es el que pide Cristina.
En ese contexto, los sectores más duros de ambos campamentos hablan ya de lo que las conducciones por ahora niegan: la posibilidad de ir a las elecciones con listas separadas, en principio en septiembre. Equivaldría a firmar la derrota, sobre todo porque LLA y PRO irán en acuerdo, tal vez con un sector de la UCR añadido. La unidad, de todos modos, ahora implica reconocer a Kicillof como el conductor de un espacio que funge de mayoritario en el frente, a la hora de negociar las listas. Carlos Bianco había explicitado otro, unos días antes: el respaldo de quienes sean candidatos a las políticas de Provincia, sobre todo cuando se traduzan en proyectos de ley.
Una novedad
En la oposición, hubo un movimiento novedoso: la rebelión de los hermanos Santiago y Manuel Passaglia -uno intendente de San Nicolás, el otro su antecesor en un pasamanos de poder convalidado por el electorado que incluye a su padre, Ismael- contra el acuerdo entre LLA y PRO. El dato es local pero no tanto, por tres motivos. 1) Con un 40% de votos en la ciudad que gobiernan, podrían quedarse con un legislador por la segunda sección. 2) Uno de ellos sueña con ser gobernador y este tal vez sea el primer paso de la estrategia. 3) Ya hay contactos con el sector del peronismo que busca un armado equidistante del kirchnerismo y los libertarios.
Esa “avenida del medio”, que integran entre otros los intendentes de Tigre, Esteban Echeverría y Chivilcoy y dirigentes como Joaquín De La Torre, que controla San Miguel aunque no lo gobierne y Juan Zabaleta, influyente aun en Hurlingham, presta atención a la posibilidad de una ruptura entre Kicillof y Cristina, porque podrían terminar con el gobernador. Pero a la vez, conversa con el sector de la UCR que esta semana hizo saber que resiste un acuerdo con Milei, aunque no quiere acercamientos con el peronismo.
Los intendentes de PRO, mientras, le hicieron saber a Cristian Ritondo que recelan de que el acuerdo con los libertarios les complique el armado en sus ciudades y quieren retener el control. Fue en una reunión que encabezó el diputado para tratar de llevar certezas y algo de información. Pero no hubo mucha: ni siquiera les pudo confirmar que sus reclamos serán atendidos. En paralelo, los rumores estallan: esa alianza, que podría llamarse Juntos por la Libertad, tendría ya avanzada la conversación por las listas para la Legislatura, que Ritondo negocia junto a Guillermo Montenegro y Diego Santilli. La libertarios habrían ofrecido un legislador por sección y los nombres comenzaron a circular: el propio Montenegro en la quinta, Pablo Petreca en la cuarta. ¿Acaso Santilli en la primera para competir con Sergio Massa si finalmente se presenta? (DIB) AL