Por Andrés Lavaselli
El cierre de alianzas resolvió el trazo grueso de la oferta para la inédita elección bonaerense del 7 de septiembre: una arquitectura que reafirma la dinámica de polarización, con la novedad de última hora de un centro que podría tener más peso del previsto y hasta transformarse en el fiel de la balanza entre kirchneristas y libertarios. Pero esos acuerdos no zanjaron diferencias políticas de fondo y en los tres sectores hay rupturas, enojos y combinaciones inesperadas que le ponen picante al frenético tramo final de negociaciones para la presentación de candidatos del sábado.
Fuerza Patria -el nombre del sello es autoría del Cristina Kirchner, que lo dictó por teléfono desde San Juan 1111- terminó no solo logrando una unidad por la que pocos apostaban hasta hace apenas unas semanas, sino que incorporó a actores como Juan Grabois o Guillermo Moreno, que tenían fijado otro norte electoral. Allí lo atribuyen a un actor insospechado: Javier Milei. “Tiene un déficit político que el impidió frenar la aceleración del fallo contra Cristina, y ese fue el pegamento que unió todas las piezas”, reconocen, palabras más o menos, en el Movimiento Derecho al Futuro, La Cámpora y el Frente Renovador.
La pieza publicitaria de presentación de FP contiene una clave central de la estrategia peronista: el foco discursivo será la confrontación con gobierno de Milei, con la gestión de Axel Kicillof como el contraejemplo. “Lo que se emitió en las redes tuvo el OK de Cristina”, explican en La Plata. La aclaración es importante porque hasta ahora el camporismo insistía en que el reclamo por la libertad de la expresidenta debía ser el eje. Ese pedido estará en todo lo que se haga, pero no será lo principal: primó el criterio de los intendentes kicillofistas, que piensan en el clima social de sus distritos y en los posibles votantes que no son núcleo duro peronista.
El nacimiento de FP se gestó con tensión. Máximo Kirchner, Kicillof y Sergio Massa protagonizaron una pulseada de más de 15 horas repartidas en tres extenuantes jornadas consecutivas que se desarrollaron en el despacho del gobernador. Algunos que escucharon tras las puertas hablan de gritos y reproches airados. Los kicillofistas chicanean con que desde la era Duhalde un gobernador no jugaba de local en una definición de esta importancia. Como fuere, el acuerdo llegó y va más allá de discurso de campaña: la “comisión de los seis” -dos dirigentes por bando- designada para puntear las listas, viene avanzando bien en su tarea, coinciden todos.
Circula una cuenta que, se supone, desglosa el reparto de las 29 bancas -es la cifra que renuevan- que aspira a obtener, de mínima, FP: 11 para el kicillofismo, 11 para el cristinismo, 7 para massismo. Sería una ampliación notable de la tropa propia del gobernador. A la vez, él es quien tiene que “pagar” lugares entre una mayor cantidad de nuevos “socios”. Pero el número -conjetural, construido en base a encuestas y performances pasadas- es menos importante que el criterio: no es que cada sector “renueva lo que ya tiene”, sino que se están asignando lugares de acuerdo a quién aparece como la mejor opción por potencial electoral y consenso interno.
Un ítem poco comentado del sistema de reaseguros que se armó para mantener dentro del mismo frente a Axel y Máximo es que en esta discusión también se resolverá la lista de diputados nacionales. Es una señal para Cristina, que no quería el desdoblamiento, entre otras razones, porque temía que los intendentes kicillofistas se desentendieran de los comicios de octubre. Ministros como Álvarez Rodríguez, Kreplak o Vilar podría integrar esa lista, para que la suena Grabois como preferido de la expresidenta. Y aunque es difícil que se confirmen nombres, queda claro que las listas de septiembre y octubre son complementarias.
Caída prácticamente la opción de una candidatura de Máximo Kirchner como reemplazante de su madre, la puja por el primer lugar en la tercera sección electoral tiene menos cartel, pero no es menos intensa. Desde La Plata empujan a Mariano Cascallares, el intendente de Brown (dicen que la vice Magario solo iría en caso de que la conclusión generalizada fuese que en esa sección es necesario extremar la ventaja); la intendenta de Moreno, Mariel Fernández también cobrará y muchos malician que lo mismo pasará con el converso Mario Ishii. El camporismo agitó a Mayra Mendoza. En la primera, Gabriel Katopodis pulsea con Leonardo Nardini, de Malvinas.
Esas secciones son clave pero también la perfomance en el interior, donde la apuesta es apenas a minimizar distancias en favor de la oposición que lucen imposibles de revertir. El objetivo de Kicillof es que en la sumatoria total de las ocho secciones aparezca primero FP, no solo para mostrarse triunfador, sino para evitar reproches K en una elección que se hace con este formato por su exclusiva decisión. Y para eso el Conurbano, que representa el 75% del padrón bonaerense, es la clave.
Las oposiciones
Alianza La Libertad Avanza asume desde el nombre la primacía libertaria: el genérico “alianza” de esa marca es el módico aporte de PRO. Más de fondo, hay intendentes amarillos que siguen resistiendo la integración. Son los casos conocidos de Petrecca, de Junín; Alonso, de Vicente López; Gentile, de 9 de Julio y Javier Martínez, de Pergamino, quien aguarda una instrucción de su jefe, Daniel Angelici, para definir su firma acá o se pasa a Hechos, el armado de los hermanos Passaglia, de San Nicolás. Pero ahora hay que sumar as alcalde de Pringles, Lisandro Matzkin y al de Puán, Diego Reyes, quienes tampoco se sumarían.
La pelea en el triángulo de hierro dejó a Santiago Caputo fuera de la definición electoral, lo que en principio barrió a los representes de “Las Fuerzas del Cielo” de las listas violetas. Por eso, Karina Milei será responsable última por eso – junto con Sebastián Pareja. den un armado complejo. Actuará bajo presión extrema: esta semana, el criterio “purista” que sostiene la para la gestión de las listas y la política en general demostró sus limites con la debacle del oficialismo en el Senado, motorizada por un grupo de gobernadores con los que al parecer nadie negoció. Y que además puede preludiar movimientos económicos nada recomendables en una campaña.
Somos Buenos Aires también terminó siendo un frente más abarcativo de lo que se suponía, porque a la UCR; el sector de Manes, los monzoístas, el GEN y la CC se sumaron peronistas no K y, posiblemente, el sector del vecinalismo que lidera el intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos. Un dato es que eso supone una fragmentación del centro menos intensa de la que apetecían los libertarios. Otro es que Somos podría presentar como cabeza de lista en la primera sección al intendente de Tigre, Julio Zamora, lo que le daría una competitividad inesperada en la sección ahora más poblada de la provincia.
¿A quién quita votos Somos configurado de esa manera? Es difícil predecirlo: tal vez a los libertarios en algunas secciones y al peronismo en otras. Lo que es seguro novedad agudiza la discusión por el candidato de LLA para encabezar allí: Diego Valenzuela, recién llegado a las filas de LLA, pide el lugar, pero hay fuertes resistencias. Y le da otro marco a la disputa Katopodis-Nardini. Pero en Somos también hay peleas: en la cuarta sección, por caso, pujan todos: quieren ser Randazzo, Britos, el radical Miguel Fernández… Monzó también empuja los suyos. (DIB) AL