El diputado nacional Javier Milei hizo un ritual del atípico hecho de sortear su dieta al que se sumó otro referente de Libertad Avanza, como el riojano Martín Menem, pero esta vez se lo nota más disperso y cansado. Es lógico, su exposición en los medios es alta, organizó actos en el Conurbano y participó de la sesión en la Cámara baja por el cambio del sistema en las votaciones y la adopción de una boleta única que apoyó.
Sin embargo, la disposición en la ubicación de las bancas en el recinto fue la que lo afectó ese día. “La calefacción nos da justo donde está nuestro bloque, estaba todo transpirado por el calor y en cuanto salí al Salón de los Pasos Perdidos, el cambio de clima me afectó, pero ya me estoy recuperando”, explicó Milei, minutos antes de comenzar el diálogo.
Más allá de sus consignas económicas definidas y su plan para la Argentina, que se presenta en diferentes etapas de realización posible, Milei logró introducir en la consideración pública dos conceptos claves en materia política que provocan todo tipo de análisis y realineamientos en fuerzas ajenas a la suya: el concepto de “casta” política, que fue adoptado por una parte de la ciudadanía en su diálogo cotidiano, y la necesidad de generar un ordenamiento ideológico de la oferta electoral.
-Elisa Carrió se reunió con Gerardo Morales, Larreta quiere terminar con el lenguaje inclusivo en las escuelas porteñas, ¿Tuviste que ver con estos cambios y reuniones?
-Ese es un problema de ellos. Nosotros estamos ocupados en trabajar en la construcción de nuestra fuerza para ser una alternativa cierta y verdadera para el 2023.
-Pero la política se debe a un ordenamiento. Por un lado, están los liberales; por otro, los socialistas…
-Se deberían agrupar entre colectivistas e individualistas. Desde el lado de los colectivistas te quedaría la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica (CCA), el ala blanda del PRO y el kirchnerismo. No difieren sustancialmente unos de otros, en términos ideológicos y cómo piensan. Por otra parte, tenés a las ideas de la libertad quedarían los liberales, el peronismo republicano, el peronismo federal, el menemismo y el ala dura de Juntos por el Cambio. El tema de alianzas electorales juntando gente tan heterogénea, al momento de gobernar se vuelven absolutamente inconducentes.
-Eso es lo que pasa actualmente en el Frente de Todos, aun cuando hay un contexto internacional favorable en lo económico.
-Argentina tiene muchas chances de hacer algo maravilloso, por ejemplo, con Vaca Muerta, pero no el continuo maltrato al derecho de propiedad y una macro complicado, hace un imposible la posibilidad de invertir en este país.
-La competitividad electoral no es fácil de sostener, y usted la consiguió un año antes del inicio del proceso electoral, ¿Cómo se sostiene una candidatura mientras está en el ojo constantemente?
-Las cosas se dan como se dan, no como las planifiques. Se dio de esta manera y tendrá que ser así; si es bien, mejor, y si no bueno, son cosas que pasan.
-Sin embargo, la consultora Suban Córdoba registró una baja en la opinión pública respecto a su consideración. Pasó de 47,7% en abril al 41,2% en mayo, una merma del 6,5%. ¿A qué lo atribuye?
-Vamos por partes. Sí, hubo un aumento de mi imagen negativa y cayó la positiva, que en realidad están muy ligadas porque es el mismo voto. Pero la misma encuesta señala que hay un tercio que quiere una alternativa -distinta- y dos tercios quieren que ése cambio sea de shock ¡Listo! Si lo miramos en términos de intención de votos casi no se movió. Entonces, sí puede haber una cuestión puntual…Yo te digo algo: cuando empecé a hablar de liberalismo era mala palabra, y hoy está en el centro de la agenda. Por eso te diría que no me preocupa (la encuesta) porque no hago política como el resto de los políticos.
-¿Se están adelantado los tiempos de las elecciones?
-Sí, todo se está precipitando. No es que precipitaron mis tiempos, sino que el todos.
-Hay pocos políticos que convoquen y movilicen sin incentivos, ¿Cómo haces para llegar y que no te roben los votos? ¿Está armada esa estructura?
-Tenemos estructura en 20 de los 24 distritos. Estamos trabajando fuertemente para ser una opción competitiva.
-La boleta única sería importante para Libertad Avanza…
-Es un elemento interesante porque evita el voto cadena, evita el fraude, el faltante de boletas. Evita trampas que se suelen hacer y es más fácil para fiscalizar.
-El Dipy está más cerca de ustedes…
-Tengo una excelente relación, soy amigo de él. A mi me parece un tipo formidable El Dipy: te recita a Hayek sin haberlo leído. Es una cosa maravillosa. Lo escucho y digo: “Éste tipo es un tocado por la varita mágica”.
-Hablemos de los cambios culturales: la izquierda logró imponer ciertos discursos…
-Sí, lo hizo exitosamente. Después de la caída del Muro de Berlín, la izquierda se agrupó en el Foro de San Pablo e idearon un conjunto de estrategias, no solo desde lo cultural. Frente de una derrota tan fuerte desde lo económico, decidieron cambiar la lucha de clases en otro concepto. Ahí donde aparece la ideología de género, hombres contra mujeres, cuestiones vinculadas a la diversidad sexual, la ecología, entre otras cosas. Tiene que ver con una agenda vinculada al posmarxismo. La lucha de clases la corrieron a otro lado y, desde esa batalla cultural, es donde ellos empiezan a impregnar el socialismo.
-¿Cómo te llevas con el discurso político que implora por “la unidad de la argentinos”?
-La parte que se puede rescatar de los nacionalistas es una posición contra lo que es la agenda 2030 o la agenda globalista, que son cosas que verdaderamente te tratan de imponer el socialismo de distintas maneras. Hay que tener en claro lo que se discute, no solo es economía, son ideas en otros planos.
-La historia política electoral muestra que las terceras fuerzas tienen un auge durante las elecciones de medio término, pero caen durante las presidenciales, ¿Puede romper este patrón Libertad Avanza? ¿Por qué?
-Si no lo creyera no lo estaría haciendo. Veo que lo podemos hacer y que podemos llegar al balotaje. En algún momento, hubo fuerzas que no existían, pero lograron dar el salto para jugar electoralmente y ocuparon un rol. Si creyera que esto no se puede hacer, no estaría involucrado en esto.
-¿Qué cosas comunes compartís con el ala dura del PRO?
-Por ejemplo, el reclamo por el derecho de propiedad y las instituciones del mercado, aunque ellos no tienen un visión tan pro-mercado, como la mía. El ala dura del PRO se parece más a un liberalismo clásico, mientras que yo soy anarquista filosóficamente y minarquista en términos prácticos.
-¿Qué más comparten?
-Trabajaron muy bien la política de seguridad. De hecho, no comparto la velocidad en que la hicieron, pero tenían en idea de poner en orden las cuentas públicas; la idea de integrar a la Argentina al mundo. Era una agenda correcta, pero a un velocidad incorrecta. El principal problema que tuvieron fue interno. El peronismo le votó todo en la primera parte, el problema más grande lo tuvieron entre ellos y en la inestabilidad de la coalición que formaron.
-¿Cómo sería una interna con Macri?
-Lo invitaría a que venga a Libertad Avanza y si quiere la interna, la tendrá; si gana, lo vamos a acompañar.
-Si Javier Milei no fuera precandidato a Presidente, ¿el expresidente mostraría interés por una agenda de políticas ortodoxas?
-No lo sé. Es cierto que se logró cambiar el eje del debate y eso hace que estén adoptando posiciones ortodoxas, ya sea por convicción o conveniencia. Había gente que también tenía estas convicciones, pero estaban en una estructura donde no podían abrir la boca y ahora sienten que tienen más aire para hacerlo.
(NA)