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Un día con Diego Santilli: viaje al corazón del poder kirchnerista

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Diego Santilli acelera el paso cuando irrumpe en la peatonal de San Justo. En el corazón de La Matanza, sede central del kirchnerismo, sus asistentes esquivan transeúntes y le recuerdan que Horacio Rodríguez Larreta lo espera a una cuadra, en el cruce de Ignacio Arieta y Perú. “¿Qué pasa? ¿Está ansioso, ‘el pelado’?”, les devuelve el precandidato. Lo siguen a toda marcha Alejandro Finocchiaro, Jorge Lampa y Héctor “Toty” Flores, anfitriones de la incursión por el bastión peronista de Fernando Espinoza. Apenas Santilli se estrecha en un abrazo con Larreta, su jefe político, una melodía interrumpe en escena y sorprende a los visitantes porteños. En los parlantes de una casa de cambio resuenan a todo volumen las estrofas de la marcha “Los muchachos peronistas”, insignia del PJ. Es la primera señal de que están pisando territorio enemigo.

Apalancado por el jefe porteño, Santilli se alista para la interna con Facundo Manes, su rival en las PASO. Hace semanas encabeza un raid diario por los distritos más poblados del conurbano, donde se define la elección, e intercala visitas relámpago, durante los fines de semana, al interior de la provincia. En el territorio, sin el traje de vice porteño ni el control de la botonera de seguridad de la Capital, se aferra a mostrar “cercanía” con los vecinos mientras exhibe sus credenciales de “gestión” porteña. Lleva consigo los principales mandamientos proselitistas del larretismo para su primera experiencia de campaña en Buenos Aires, epicentro de batalla electoral con el kirchnerismo.

Con una personalidad histriónica y un lenguaje llano, el emisario de Larreta apela a constantes metáforas y chicanas futboleras para reconquistar a los bonaerenses que quedaron desencantados con Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Si bien cuenta con el respaldo de la maquinaria electoral de la Ciudad y de referentes nacionales de JxC, como Larreta, Patricia Bullrich o Elisa Carrió, el exvice porteño prefiere llegar al test de las primarias de punto, y no de banca: “Me gusta jugar de visitante. ¡Nosotros somos Chacarita!”, alecciona a sus armadores.

En el ritmo frenético de la campaña, a Santilli le cuesta conciliar el sueño. “Otra vez no pude dormir, che. Es una herencia familiar”, dice mientras se acomoda en el asiento acompañante de la camioneta de “Jorgito”, como llama a Jorge Lampa, alfil de Pro en La Matanza y gerente de “El Palacio de la Papa frita”, un clásico de la avenida Corrientes. Al volante, el gastronómico oficiará de guía durante la travesía proselitista en el distrito más populoso de la provincia. Desde que empezó a recorrer, Santilli ya estuvo en el principal bastión peronista unas once veces. Allí, Alberto Fernández y Cristina Kirchner le sacaron una ventaja abrumadora de cuarenta puntos a Macri en 2019. La diferencia fue de unos 324 mil votos.

Faltan minutos para las nueve de la mañana y Santilli se prepara para una “prueba de fuego”: después de una reunión con vecinos en Ramos Mejía, tendrá que caminar por la peatonal de San Justo, a metros del Palacio Municipal, y hará su debut como candidato en Laferrere, un territorio hostil para el macrismo.

Todos los días, antes de acostarse, Santilli recibe en su teléfono una hoja de ruta para la jornada siguiente. confecciona la agenda su jefe de campaña, Jorge Grindetti, con la asistencia de Federico Suárez, encargado del discurso de Santilli, y Federico Di Benedetto, estratega de comunicación de Larreta. El esquema está preconfigurado : los lunes, martes y miércoles “peinan” los centros urbanos del conurbano. Y el jueves y el sábado organizan viajes al interior de la provincia, donde Juntos por el Cambio tiene mejor imagen.

Mientras la camioneta avanza por la avenida General Paz, Santilli observa por la ventanilla el paisaje del ecosistema político al que aspira gobernar. Debe probarse en un escenario donde permanece latente el malestar por la gestión económica de Macri y en el que, por el “aparato” de contención en el conurbano, Cristina conserva “25 puntos” de base. Pero sus referentes territoriales advierten un cambio en el reclamo que brota de los sectores más postergados: “La gente está pidiendo trabajo, no planes”, sintetiza Lampa. Santilli nota un creciente clamor ciudadano por la inseguridad y el avance del narcotráfico. Santilli nota un creciente clamor ciudadano por la inseguridad y el avance del narcotráfico: “Hay barrios donde los vecinos no pueden caminar después de las cuatro de la tarde por miedo a los narcos”, lanza. Después de bordear el Hospital Posadas, arroja un diagnóstico contra el FDT: ve un gobierno “ausente”, sin sentido común y “lejos de la sociedad”. Y machaca: “Esto es educación, salud y seguridad”.

Inmerso en la realidad social bonaerense, se enoja cuando Sebastián, uno de sus asesores, le recuerda que Manes lo presiona con debatir antes de las PASO. “Es increíble. Los periodistas corren atrás de [Victoria] Tolosa Paz y el kirchnerismo no debatió en su puta vida”, exclama, con el dedo índice levantado. Y recuerda que el último debate en Buenos Aires fue entre Antonio Cafiero y Juan Manuel Casella en 1987. “No les damos pelota, hay que estar en la calle”, completa.

Después de la polémica por el pedido de Manes (“Espero que no usen los impuestos porteños”), Santilli reconoce que hacer campaña en Buenos Aires es “carísimo”. Pero se jacta de haber apostado por invertir en las reuniones “bimodales” con vecinos: “Hicimos cero actos, que es lo más costoso”. Ante sus colaboradores, se queja de que en las rutas de la costa atlántica vio más carteles de Florencio Randazzo o de Manes que de él. De todos modos, luce entusiasmado con su nivel de conocimiento. Admite que la pandemia fue clave para tener visibilidad y que las recorridas con “H”, como llama, a veces, al jefe porteño, le suman músculo: “Nos ven como una dupla”, cuenta.

Al llegar al club Bet Am del Oeste, Santilli se disgusta con Lampa cuando ve a decenas de personas agolpadas, en fila frente a la puerta: “Jorge, nos van a matar [por la pandemia]. Esto no es un estadio”. En la esquina de Laprida y Saavedra lo esperan integrantes de su equipo de comunicación y alfiles locales. Le recomiendan saludar a los que se anotaron y no podrán ingresar al salón por falta de espacio. Rosario, una señora mayor, lo intercepta y le pide seguridad. “Dame tu dirección y yo te voy a visitar”, le promete. De repente, uno de sus asistentes pasa corriendo con una planilla para anotar los datos de los vecinos. “Yo te fiscalizo en dos escuelas”, le enrostra una mujer para ver si logra que la dejen entrar. Mientras se saca selfies para calmar los ánimos, Santilli se disculpa: “No hay más lugar adentro. Anótense en la lista y nos tomamos un café en Rocky”. Antes de ingresar, Santilli gira y le dice a este cronista: “Y eso que estos no son militantes nuestros, eh”. Los encuentros “bimodales” con vecinos, todo un sello larretista, se convocan a través de un call center, mails o redes sociales.

Cuando ingresa al salón, Santilli se pone el traje de showman. Como un conductor televisivo, les da la palabra a los asistentes que participan del encuentro vía Zoom y anota sus nombres y preguntas en una planilla. “La Ciudad no es la NASA. Se necesita decisión política”, les dice. Santilli busca empatizar: se golpea el pecho al escuchar a una docente, asiente con la cabeza cuando brotan las críticas a los jueces por la “puerta giratoria” y no se fastidia cuando lo interpelan. “¿Qué pasó con Vidal?”, le reprochan. Cecilia, sentada en la primera fila, lanza: “¿Cómo hacemos para que cumplan las promesas? Después de la campaña desaparecen”. Desde un costado, un hombre le pide impulsar un proyecto para dividir La Matanza, mientras despotrica contra el PJ: “Nosotros nos sentimos la Cataluña de La Matanza. Yo sé que vos venís del peronismo, pero sos otra cosa”, le dice y levanta una ola de carcajadas. Santilli se encoge de hombros, sonríe y suelta: “Hace 17 años que estoy en Pro”.

Después de cerrar una charla con una arenga, Santilli se saca fotos y recibe hojas con propuestas y hasta un curriculum vitae. Dos de sus asistentes lo ayudan a salir del salón y se sube a la camioneta. Apenas Lampa arranca el motor rumbo a San Justo, donde lo espera Larreta, Santilli se da vuelta y exclama ante la mirada de Finocchiaro: “Ni uno me dijo por qué crucé la General Paz”. Sus armadores hacen un balance de la tertulia y lo felicitan por la performance. Él no oculta el entusiasmo y admite que salió con una “leve sensación de esperanza”. “Yo soy un mestizo. En el conurbano me dicen peronista y en el interior me asocian con Pro”, reflexiona. Finocchiaro lo celebra: “Está bueno porque podés jugar con las dos cosas”. Sebastián, su asesor, los interrumpe para decir que Larreta ya lo está esperando en la peatonal de San Justo. “El Pelado está cerca del café Tokio”, lo notifica. Finocchiaro le avisa: “Colo, mirá que acá nos pueden mandar a alguien para que te diga ‘gorila’ o ‘chorro”. Envalentonado, Santilli no se inquieta: “Ale, me chupa un huevo”. Cuando se baja de la camioneta, un joven lo intercepta y lo chicanea por la eliminación de River de la Copa Libertadores. “¿Cómo caí? Qué boludo”, se autoreprocha. Mientras cruza la plaza frente al palacio municipal, Santilli lee en voz alta el mensaje ploteado en un patrullero: “’La Matanza avanza’. ¿Será verdad?”, suelta con una mueca socarrona.

Ya en la peatonal, Santilli saluda a los militantes de Juntos, que lo esperan con pecheras en las mesas. Una mujer lo increpa mientras lo filma con su celular: “Qué van a pelear por los salarios del personal de salud, caradura”, le dice, mientras el exvice jefe porteño entra a un local. Ya con Larreta, que llega rodeado de asistentes, se sacan fotos con Flores y Finocchiaro. “Hay buena onda de la gente”, evalúa el alcalde, quien mira las legislativas como un globo de ensayo de su proyecto presidencial para 2023. “Ni loco vamos a aflojar”, exclama Larreta al despedirse de una vecina. Después entran a otros dos negocios, guiados por sus colaboradores, para charlar con los encargados. Antes de que lleguen Larreta y Santilli, Silvia, a cargo de eventos y organización, sondea con referentes de Pro a los comerciantes del lugar para coordinar la visita del candidato. La escena se repite al mediodía frente a la estación de tren de Laferrere, en la esquina de Avenida Luro y Piedrabuena. “Acá el paisaje es otro”, soplan los armadores de Santilli. En medio de un hormiguero de personas y un caos de tránsito por las obras para construir una peatonal, Santilli se baja de la camioneta que traslada a Larreta para recorrer juntos la zona. Los esperan el diputado nacional Hernán Berisso (Pro) y Flores, alfil de Carrió. Un puñado de asistentes, con cámaras de filmación en mano, los persiguen por la vereda. Son imágenes, “enlatados”, como dicen en la jerga de la comunicación de la campaña, que minutos después se difundirán entre los medios. “¿Diego, viste lo que es caminar por Laferrere?”, le dice “Toty”. Larreta se muestra involucrado con la travesía. Se saca selfies y pide el voto para su candidato: “Bancame a Santilli en la provincia, eh”, le responde a un vecino. La comitiva avanza y se escuchan algunas críticas: “Juira, Santilli”, grita un joven. Otro hombre se enfada con el tumulto: “¡Cómo aparecen ahora los políticos en campaña!”. “Respeto, por favor”, reclama una militante de Pro.

A bordo de nuevo de la camioneta de Lampa, Finocchiaro se envalentona por el termómetro de la recorrida en Laferrere y motiva a Santilli: “Gran prueba pasaste. No se escuchó ni una puteada”.

Faltan minutos para las 16 y Santilli está demorado. En el barrio Santa Rita, en González Catán, lo esperan Bullrich y Pichetto, sus laderos para la actividad vespertina. Cuando la titular de Pro lo divisa, rompe el silencio: “¿Este no se animó a meter el auto?”. “Prefiero caminar, Patri”, le dice el candidato. En el barrio, le explican dos vecinos a Santilli, hay dos canillas con agua potable para unas 60 familias. Después de la foto y el video para redes, Rosa les pide a Santilli y Bullrich que la acompañen hasta la casa, ubicada a tres cuadras. “Acá llueve y se inunda todo”, les suplica. Sentado en un banco, un joven mira al candidato, lo llama y le dice: “Te vi anoche con [Claudio] Rígoli en Canal 9”. Santilli lo festeja como un gol. “La esperanza está en ustedes”, le contesta. “Me mató con esa frase. Yo voy a ser diputado y lo único que puedo hacer en el Congreso es pelearme”, se lamenta cuando abandonan lugar.

Cuando cae la tarde, Santilli, Bullrich y Pichetto ingresan a la casa de Nelly, madre de dos víctimas de inseguridad. Le prometen mover contactos en la Justicia para acelerar los tiempos del juicio y activar al Ministerio de Seguridad porteño para encontrar a uno de los prófugos por el crimen de Alejandro, policía acribillado frente a la mujer en Navidad.

Concluida la charla, Santilli y sus laderos atienden a los medios locales. Parece desplomado después de escuchar el relato de la mujer y sus colaboradores le hablan para levantarle el ánimo: antes de que anochezca necesitan una foto con los militantes de Pro y candidatos locales: “Esta es la parte bizarra de la campaña. Lo otro es lo normal”, bromea Santilli. Cuando llegan a la estación San Justo, recupera el ímpetu. Lo esperan con carteles y banderas de Pro y argentinas: “Sí, se puede”, le gritan. Él salta al ritmo de Sergio Denis. Se da un baño de militancia. Después de la seguidilla de selfies, y de grabar un video para Tik Tok, lanza la última gracia: “Yo no soy un robot como Horacio. Vengo y me pongo a bailar y saltar”.

(La Nación)

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Francos adelantó que el Ejecutivo vetará modificaciones en el régimen previsional

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El jefe de gabinete, Guillermo Francos, anticipó hoy que en caso de que el Congreso apruebe esta semana los anunciados proyectos de reforma previsional o sobre mejoras en los subsidios a la discapacidad, el Poder Ejecutivo “los va a vetar” porque “no están los recursos” para afrontar esos nuevos gastos.

No existen los recursos, en particular del sistema previsional, donde tenemos un trabajador y medio activo por cada jubilado, así que no se puede pagar, por más que propongan un aumento de partidas no se puede aprobar una ley así, y si lo hacen el Ejecutivo la va a vetar”, adelantó el funcionario.

En declaraciones a Radio Rivadavia, Francos reiteró, además, que esta semana estará listo el proyecto de ley que se enviará al Congreso para permitir que los ahorristas puedan utilizar dólares no declarados para realizar compras de bienes sin que se les solicite a través de la ARCA el origen de esos fondos.

El jefe de Gabinete consideró que antes de hablar de jubilaciones es necesaria una reforma laboral “para que existan más trabajadores activos, con una relación razonable es de cuatro trabajadores activos por cada jubilado según las pautas internacionales para un sistema previsional”.

Pese a ello aclaró que “una reforma laboral no va a tener impacto inmediato”, porque llegar a cuatro activos por jubilado “no va a suceder de un día para el otro”, y agregó que además será necesaria también “una reforma tributaria”.

Asimismo, ratificó que esta semana va a estar listo el proyecto que habilita a quienes tengan dólares sin declarar a utilizarlos sin que se les pida explicar el origen de esos fondos.

“Muchos de esos dólares son dinero blanco que se ha hecho negro al comprar dólares en el mercado paralelo para mantener el valor de lols ahorros” dijo y explicó que “la gente lo ha hecho siempre por temor al peor de los impuestos que ha tenido la Argentina que es la inflación”.

Este proyecto, añadió, “garantiza que todos aquellos que utilicen sus dólares ahorrados para comprar cualquier cosa no se les va a pedir el origen de estos fondos”, y estimó que el oficialismo va a tener el número suficiente de votos en el Congreso para aprobar esta iniciativa.

“Siempre que hemos intentado aprobar proyectos de trascendencia hemos obtenido los votos y, si no lo logramos, quienes se opongan tendrán que explicarle a la ciudadanía por qué se oponen”, subrayó.

Más adelante indicó que el presidente Javier Milei viaja a Roma para tener “una audiencia en Roma con el Santo padre”, a quien “le va a formular la misma invitación (a visitar Argentina) que le hizo a Francisco que lamentablemente no pudo venir y fue una enorme pena para todos los argentinos”.

Agregó que también en Roma, Milei va a participar de la firma de “un convenio de YPF con ENI la empresa italiana de hidrocarburos”, que permitirá que haya exportaciones argentinas “a partir de la próxima década del orden de los 10.000 millones de dólares anuales”, y vaticinó que “en total vamos a exportar alrededor de 40.000 millones anuales en energía en la próxima década”.

En el plano político, Francos confirmó que de cara a las elecciones bonaerenses “hay una vocación muy fuerte y acuerdos de trabajo conjunto con el PRO”, apuntando no solo a lo electoral sino a “trabajar juntos para transformar la Argentina de una nación populista a una nación con libertad”.

Consultado sobre el conflicto en el Hospital Garrahan, hay una disputa donde se han montado reclamos legítimos con reglamos que no son tan legítimos”, afirmó que “hay muchos ñoquis, eso es claro”, y aseveró que pese a “un intento gremial de prohibir el control facial, ese control va a ser puesto en funcionamiento”.

Finalmente negó versiones sobre su posible candidatura a senador nacional por la Capital Federal, y explicó que “La Libertad Avanza tiene buenos candidatos en la Ciudad y yo estoy cumpliendo una tarea que para el Presidente es necesaria”.

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Elisa Carrió denunció que el Gobierno de Milei incurre en un “abandono deliberado” del Garrahan

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En medio de los intentos del Gobierno por desactivar el conflicto con el anuncio de un aumento salarial para los residentes, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, denunció públicamente que la gestión del presidente Javier Milei está incurriendo en un “abandono deliberado” del Hospital Garrahan. Carrió solicitó la constitución de una comitiva para investigar el estado operativo del principal centro pediátrico del país y la situación de sus trabajadores.

La ex diputada nacional hizo pública su presentación ante la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez, a través de sus redes sociales. En el escrito, Carrió planteó la existencia de un “cuadro crítico y sostenido de desfinanciamiento” en el Hospital Garrahan, el cual, según su análisis, “no puede ser interpretado como una mera omisión administrativa ni como una contingencia presupuestaria, sino como una política activa de regresión de derechos fundamentales, en particular del derecho a la salud de la niñez“.

En su presentación, Carrió pidió una serie de medidas urgentes. Entre las más destacadas, solicitó la constitución de una comitiva integrada por defensores públicos, profesionales técnicos y personal especializado. El objetivo de esta comitiva sería investigar el estado operativo del hospital, recabar testimonios de empleados y pacientes, y requerir la documentación pertinente a las autoridades del nosocomio.

Además, la líder de la Coalición Cívica demandó la intervención de los defensores públicos de menores e incapaces. Asimismo, instó a que se interponga un recurso de amparo para que se restituya el presupuesto original del centro de salud y que se prohíba la implementación de nuevos recortes que puedan afectar su funcionamiento y la calidad de la atención médica que brinda.

La denuncia de Carrió se produce en un momento de tensión en el Hospital Garrahan, donde los médicos residentes habían iniciado reclamos por mejoras salariales y condiciones laborales. Si bien el Gobierno anunció un incremento que llevaría los salarios de los residentes a $1.300.000 a partir del 1 de julio, la acusación de “abandono deliberado” por parte de una figura política de la talla de Carrió añade una nueva capa de complejidad al conflicto.

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Garrahan: el Gobierno ofrece a los residentes un sueldo de $ 1.300.000 a partir de julio

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“Gracias al ahorro estimado como resultado de la reducción del personal fantasma y la eliminación de desvíos presupuestarios, se otorgará a los residentes del Hospital un aumento que elevará sus ingresos en torno a $ 1.300.000 a partir del 1º de julio”, se publicó esta mañana en la cuenta de X atribuida al hospital Garrahan. Esa sería la propuesta del Gobierno frente al conflicto que tuvo su punto más álgido la semana pasada, cuando los médicos residentes hicieron oír su reclamo salarial, con sueldos que en algunos casos no llegan a los $ 800.000.

De acuerdo con el sitio Infobae, que cita a fuentes gubernamentales, sobre los sueldos el Garrahan transfería unos $ 200.000 de bono. Ahora se decidió que ese monto “extra” ascienda a $ 500.000, es decir, un incremento nominal de $ 300.000. Por delante, deberá aguardarse la posición de los médicos, que mediante asamblea resolverán su postura ante la propuesta.

El comunicado que se dio a conocer esta mañana se titula: “Orden, mérito y salud: así se fortalece el Hospital Garrahan”. Y dice en su primer párrafo: “El Hospital Garrahan avanza en un proceso de transformación profunda. Siguiendo la visión del presidente Javier Milei -que ha expuesto cómo los recursos del Estado fueron dilapidados durante años por una casta de militantes y privilegiados-, este hospital de referencia en pediatría continúa una etapa de orden, eficiencia y reconocimiento al mérito”.

De acuerdo con el texto, “durante años, muchos hospitales públicos -incluido el Garrahan- fueron utilizados como plataformas de militancia, acumulación de cargos innecesarios y estructuras paralelas. Eso se terminó. Estamos eliminando los desvíos que drenaban fondos que debían estar destinados a médicos, residentes, equipamiento y más camas. Porque en una sociedad libre, los que trabajan y se esfuerzan deben ganar más, y los que no cumplen, quedar afuera”.

Y aclara el texto: “Este proceso no se limita al Garrahan: en todos los hospitales nacionales se está llevando adelante una limpieza estructural, que incluye la revisión de normativas, procesos internos y licitaciones mal hechas que favorecían a unos pocos y perjudicaban al conjunto del sistema. El término es: reconversión hospitalaria”.

A propósito, en el caso particular del hospital pediátrico Garrahan, en el comunicado se consigna de qué manera se está llevando adelante esta “reconversión hospitalaria”: “Auditando, ordenando y optimizando los recursos, estamos erradicando los desvíos presupuestarios y gastos superfluos; “a partir de la implementación del sistema biométrico de control de asistencia, desde 1 de junio el Garrahan no será más un refugio de ñoquis, y quien no se presente a trabajar será despedido. Esta gestión premia el esfuerzo, no la pertenencia política. Quien no asiste, afuera; con la continuidad del orden y la eficiencia en la gestión, el hospital podrá ampliar su capacidad con más camas pediátricas, nuevo equipamiento y mejor infraestructura”.

Y es en este punteo que se anuncia el aumento a los residentes: “Gracias al ahorro estimado como resultado de la reducción del personal fantasma y la eliminación de desvíos presupuestarios, se otorgará a los residentes del Hospital un aumento que elevará sus ingresos en torno a $ 1.300.000 a partir del 1º de julio. Este incremento es resultado de la planificación presupuestaria dispuesta para esta etapa del año, no de las medidas de fuerza organizadas por la militancia kirchnerista que se disfraza de reclamo gremial”.

El comunicado cierra con el siguiente párrafo: “Así funciona un sistema basado en el mérito y la responsabilidad: el que cumple, cobra más; el que no cumple, queda afuera. La salud de los chicos es prioridad, y cada peso del presupuesto debe estar al servicio de los que trabajan, no de los que parasitan el sistema”. (DIB) GML

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