Nos tomamos un tiempo porque nos parecía que tanto las alegrías de los triunfantes como las tristezas de los “derrotados” así lo merecían. El Intendente Héctor Gay fue re electo y en diciembre tendrá el inicio de su segundo mandato.
Ahora ¿Por qué ganó las elecciones y con tanta claridad?
Hay razones más que justificadas. Gay es el primer Intendente de la “institucionalidad”; luego de los avatares de Lopes quien fue destituido, Breitenstein que se fue engañando a la ciudad y Bevilacqua que “tuvo que ser” Intendente, Héctor Gay volvió a usar el saco del primer mandato de Linares.
¿El peronismo unido no alcanzó?
Claramente no. La elección de Susbielles fue extraordinaria. Errores sobre el final de la misma le descontaron puntos. Pero Gay tenía un arma letal y obvia: su gestión. Ante los bahienses, Héctor Gay es un intendente “más” que aceptable y según las encuestas cualitativas era “el intendente seguro para la ciudad”.
Vale aclarar que si bien la unidad fue promulgada, no todos los referentes peronistas supieron contener a sus “aliados” y algunos volvieron a pensar que Gay era mejor opción que su propio partido.
¿La gestión de Gay fue validada?
Absolutamente. El 51% de los votos es la elección más importante para un Intendente que se presentaba. Nunca antes nadie había sacado los votos que Gay en la ciudad. Gay tiene muchos más votos que varios Gobernadores en el país.
A Gay muchos lo llamaron “el intendente que hizo” y no es menor: escuelas, jardines, asfalto y troncales en la ciudad. “Me molesta la mentira” supo decir en campaña cuando le pegaron justamente con esto.
Los desafíos de Gay
Ahora el Intendente deberá de afrontar su último periodo, al menos consecutivo, como Intendente. Ya de por si esto mismo constituye un desafío pero claramente el más importante es buscar a su representante de cara a la renovación del 2023. En síntesis, Gay, Nardelli y Moirano deberán de buscar el nombre para postular a Intendente en cuatro años.
Con mucho haber en su columna y otros “debe” a cumplir Gay justificó su claro triunfo ante un peronismo unido. Algo que no tuvo ni Breitenstein.
Su equipo:
Claramente con altas y bajas. Pero las bajas supieron estar atenuadas por la figura del propio Gay.
Con Nardelli y Moirano como estandartes en la dirigencia, el Intendente se apoyó en Pablo Romera (de gran labor en la campaña) y Tomás Marisco, quien supo enfrentar los calores territoriales.
Fernando Compagnoni y Marcos Streitemberger fueron otros de los puntales del Intendente quien tuvo un equipo más grande que estos nombres que sobresalieron.
Ahora cambiará gran parte de su gabinete. Buscando adquirir a personas con fuerte carácter y quien sabe… hasta algún superhéroe.